sábado, 15 de agosto de 2020

OCRE

 

   Di marcha atrás y le pasé por encima, por miedo le volví a pasar, no quise mirar la pura sangre y él destruido en el asfalto. Me siguió la Policía. Me llevaron al Destacamento, me interrogaron. —Fue un accidente.-Les dije convencida-.

   —Hablo con la verdad, nunca miento.

   El Oficial miró con las mejores intenciones. Hubo un Juicio, donde me declararon inocente. Cuando salí de Tribunales, el Oficial, sin uniforme, me pareció natural, no estaba de servicio. Cuando llegué al depto, miré por la ventana, lo vi y él también.

   Hacia mis compras y escuché unos pasos, era él que me seguía. Al siguiente día, conseguí un turno con el Médico. Tenía el auto secuestrado, como quedaba cerca fui caminando. Estaba él, que de nuevo me seguía. Salí del Consultorio y él, de pie en la puerta, miraba con insistencia. —Quiero saber por qué usted me persigue todo el tiempo.

   Él no me contestó, dio media vuelta y siguió caminando. Tuve temor y volví a mi casa en taxi. Él estaba ahí, le miré la cara, me invitó a tomar un café. Tenía ojos opacos y tristes.

   No sé por qué acepté su invitación. Conmigo no habló nada, sólo con el Mozo, para hacer el pedido y nada más. Cruzamos a la plaza, me resultaba incómodo su silencio, pero no sé por qué lo respetaba.

   Una hoja color ocre, se le instaló en el pelo. Quise desprenderla.

   —Ni se te ocurra.-Él lloraba como un niño viejo y quebrado-. Aquel hombre que atropellaste, tenía dieciséis años y era mi hermano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario