viernes, 9 de octubre de 2020

COMBATIENDO AL CAPITAL

 

   Jugaban al Patrón de la Vereda, en la misma cuadra donde vivían todos. Siempre ganaba el Patrón, era hijo de un Capitalista de Juego. Fue el único que se fue de vacaciones, al Norte de México.

   —¡Por fin solos! —dijeron los chicos.

   Por las tardecitas pasaban dos camionetas de la Policía. Una tarde preguntaron por qué faltaba uno de ellos.

   —Se fueron de vacaciones, no quedó nadie en su casa, si les piensan robar, nosotros los vamos a llamar, para que roben todo.

   Pasaron 48 horas después y nos hicieron caso. Hasta las canillas de los baños, la pantalla de una pared y las 50 computadoras que eran para dar conferencias.

   —El Viejo se va poner furioso.

   —Ah, después de las 18 horas se meten en sus casas, los hemos visto jugar hasta las nueve.

   No nos preocupó para nada, vamos a seguir jugando. Estamos tranquilos, con todos los datos que les dimos.

   Esa misma noche llegaron con barbijos, antiparras y dos camionetas, les cupo todo y mucho más. Vinieron dos móviles que los ayudaron con otras cosas. Son astutos, pusieron todo prolijo y de esas cosas saben mucho. Están entrenados para robar.

   Por la mañana estacionaron en la vereda. Cayó un móvil y les regaló bombones de chocolate, rellenos con muzzarella.

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