domingo, 30 de mayo de 2021

ARCHI

 

   Todos los domingos iba a misa. Cuando llegaba el sermón se retiraba. Frente a un cafecito pedía perdón por sus pecados. Los acólitos lo miraban sentado en el bar y le daban vuelta la cara. El rostro de Archi parecía hecho de frutas y verduras. Una paradoja de Archimboldo, tenía dos bananas que definían la boca, dos enormes manzanas eran los pómulos, una sandía por cabeza, los dientes ajos pelados y las orejas compuestas por racimos de uvas.

   Puso una verdulería para vender su rostro. La primera clienta que entró se llevó toda su cara, hasta las papas que formaban su cuerpo. Archi no tuvo más remedio que cerrar.

   Seguía asistiendo a misa los domingos. Ahora nadie lo veía. Una anciana con monóculos le preguntó:

   —¿Las campanas doblan?

   Archi le explicó:

   —Tiene que mirar el semáforo para ver cuándo dobla hacia la derecha o hacia la izquierda. Acá en la esquina puede doblar a la derecha.

—Disculpe, joven, con esta neblina parece invisible.

Archi replicó:

   —Yo hice el protagónico del hombre invisible, decidí pintarme de blanco, porque la gente me empujaban, me escupían, me pisaban siempre. Mi querida Señora, es poco conveniente que la escuchen hablar sola, lo digo por su seguridad.

   La anciana escuchó aquellas palabras:

   —Usted no se preocupe, me cuido sola. ¿Desea usted acompañarme a la Iglesia?

   Archi, muy seguro de sí mismo:

   —Yo quisiera, pero no, están doblando las campanas, a las 20 horas voy a la Sinagoga, soy judío y Rabino.

   La anciana con asombro:

    —Es judío, no me diga que no, tiene cara de judío, lo que no entiendo es lo de la misa.

   —Archi sonrió, soy judeocristiano de pensamiento dividido. Los cristianos tenemos a dios entre nosotros. Los judíos todavía lo estamos esperando. Como me gusta ampliar mis horizontes, también soy taoísta, budista, evangelista y por las dudas fundamentalmente ateo. Lo de agnóstico me parece una cobardía.

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