martes, 18 de mayo de 2021

LA POBRE HELENA

 

   El miedo constante al robo, justo a ella.

   —Cosas absurdas. ¿¿qué pasó con mi calzón verde?? Nadie lo vio.

   Tiene el síndrome del miedo, diagnosticó su Psicólogo.

   —Usted tiene el síndrome constante del miedo al robo.

   Ella pasaba de un miedo resuelto a otro sin resolver. ¿Quién le había robado las medias bolivianas? Encontraba el calzón, encontraba las medias. Cuando no vio su bata de seda a los pies de su cama, murmuró:

   —Se roban mi bata, algún desgraciado, cuando me di vuelta para ponerme gotas nasales. Al estar de espaldas, el tipo aprovechó.

   Helena llamó a una amiga:

   —Por favor vení que estoy muerta de miedo. Me roban cosas de la casa. Ni bien me doy vuelta, algo se llevan.

   La amiga le dijo que en esa casa tan, tan humilde, a nadie se le ocurriría robar nada.

   Tomaba tantas pastillas para dormir, que una mañana se despertó sobre el elástico. El colchón desapareció.

   —Amiga, alguien me robó el colchón, los retratos de mis hijos y también el edredón suizo. Me robaron la vajilla, el jarrón chino.

   —Sí, Helena, te entiendo. Vas a tener que investigar, tal vez fue un amigo de tu ex marido o tu propio ex marido. Fijate si puede ser.

   Helena llamó por celular a su ex marido. No lo dejó hablar. Anunció una visita y dijo si podía ser en su casa. El ex la esperaba en la vereda.

   —Dejame pasar a tu casa. Quiero consultarte algo muy importante.

   Él trató de detenerla, pero Helena ya estaba adentro. Miró a su alrededor, donde se hallaba el jarrón en una mesa ratona, la vajilla en un aparador y el colchón en el piso.

   Sobre el colchón había una mujer joven, reclinada con su bata de seda puesta y abierta. Tenía su calzón, sus medias, ojos de terror oscuros, como las noches sin luna.

   Se fue sin decir nada, antes les escupió la cara a los dos con pollo y todo.

   Helena sabía que ellos trabajaban de cinco a cinco. El camión de su hermano, que abrió la puerta con una horquilla y cargaron todo lo que le robaron.

   Su ex se presentó en la casa de Helena, cuando miró, ella estaba recostada en el colchón con la bata de seda entreabierta y un tipo al lado, que le estaba sacando las medias y bajando el calzón.

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