sábado, 8 de mayo de 2021

MEDIANERAS PARTE IV

 

   Mis vecinos se evitaban la construcción de sus medianeras, aprovechando nuestro jardín. Siempre me levanto de mal humor y prefiero que nadie me dirija la palabra. Somos una familia disfuncional.

   —Pero la concha de tu madre, ¿dónde está la cafetera? Y alguno que tienda la mesa.

   Siempre hay uno tan bueno que me hace caso. Cuando salimos dejamos el equipo prendido a todo volumen. Nos parece una norma de seguridad. Como si un chorro viniera a robar, escuchara la música y se retirara. ¿Qué clase de seguridad es poner música tan alta?, el que te va a robar te roba hasta la música.

   Tenemos la ventaja de tener hijos que viven en otra ciudad. Cuando hace mucho calor, nos vamos quitando la ropa a todo lo largo de casa. Yo me tiro de cabeza y él se tira bomba. Vino la mujer más chusma del barrio, para contarnos que a través de los árboles se veía que nos bañábamos desnudos, sentábamos malos precedentes para los chicos que nos miraban. O sea que los niños también nos espiaban. Me vestí con un tul transparente y él con un pañalín doble función, para que no le miraran el escroto y poder hacer pis sin salir.

   Una noche nos troncharon dos árboles y al año no quedaba ninguno. Era un jardín comunitario, con tal de no gastar en leña cortaron nuestros árboles.

   —En nombre de toda la manzana les pedimos que bajen los decibeles de sus malas palabras.

   —Pero, la concha de su madre, mirá lo que me viene a decir.

   Me provoca odio que me provoquen y al mismo tiempo me gusta.

   Luego se presentó el vecino que ya se había muerto. Ahí me di cuenta que tuve una pesadilla y lo más terrible es que los sueños son.

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