lunes, 17 de mayo de 2021

IMAGINESÉ

 

   Ella no vivía como todos, Titi imaginaba.

   Imaginaba cuando era chica y comía alfajores de chocolate, los que podía.

   Siendo adolescente subió a un árbol grande, se recostó en un tronco delgado.

   —¡Titi!, bajá, te vas a caer y ni pienso socorrerte.

   Pidió que le subieran tules con forma de plumas.

   —Si no están en estado físico, me alcanzan los tules con un palo largo.

   En minutos se disfrazó de pájaro. Hizo su nido ahí para conocer otros pájaros. Por la noche la bajaron con sogas que se les fueron de las manos y Titi cayó de espaldas sobre la tierra. Se rompió la cadera, el hombro derecho, tres costillas y raspones profundos.

   La internaron dos años en un Sanatorio. Titi imaginaba que estaba en un templo, donde los grandes rezaban y arriba volaban ángeles fluorescentes.

   Se quiso casar en ese lugar, necesitaba un novio. Era tal cual lo que ella imaginó.

   —Ey, Titi, soy tu Médico, escuché todo, lo que soñás lo hablás, Te advierto que soy tu Médico y casado. No podría ser tu novio, pero tengo una buena noticia, mañana te dan el alta. Vas a tener que usar muletas por un tiempo.

   —A mí me pone contenta, es como tener cuatro patas.

   Cuando caminó sin muletas, encontró un novio.

   —¿No te querés casar conmigo?

   —A una Dama, no se le niega nada. Sí, me caso con vos.

   La boda imaginada se hizo verdadera. Había ángeles fluorescentes que volaban sobre los novios. Pasaron la luna de miel. Titi tenía un vestido de novia, con una cola de setenta kilómetros. Los querubines ayudaron y llegaron a un hotel espantoso.

   —No te pongas mal, lo más importante es la cama.

   Tardó tres horas en desvestirla. El dormitorio fue inundado por telas, encajes y bordados. La cola no cupo, la dejaron en el pasillo del hotel. Cuando quedó sin ropas, él le volcó miel por todo el cuerpo y después le pasó la lengua. Titi se ofendió.

   —No te pongas así, estamos haciendo la luna de miel, que es con luna y con miel.

   Titi le tenía más asco a la lengua que a la miel. La noche siguiente, la untó con dulce de frutillas. Esta vez le pasó las manos, en un momento se dio cuenta que no eran manos. Tocó y sintió un palo duro de carne. Son feas las descripciones íntimas. Pero Titi ni se lo hubiera imaginado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario