Fueron presos
por algo que no habían hecho. Los tomaron de perejiles, a pesar de buscar a dos
delincuentes con antecedentes graves. Los reemplazaron con dos inocentes.
Luego de cuatro
años, uno de ellos pidió permiso para casarse:
—Ja…ja…¿no
querés que te paguemos un viaje al Caribe?
Un día de
visitas se presentó la futura esposa y pidió hablar con un Oficial conocido.
Por no tener crepúsculos, pero cuando la vio casi desmaya, era más bella que la
belleza y tenía una voz que más que hablar murmuraba.
—Quiero contraer
nupcias fuera de este lugar, en la Capilla más cercana y tener como Padrino a
su mejor amigo que cumple la misma condena. Nos pueden custodiar hasta entrar
en la Capilla.
El Oficial
consultó con sus superiores, con el Abogado, con el Fiscal, con el Juez y el
Intredente. Les concedieron el permiso. Los llevaron en dos patrulleros con
ocho custodios. La Novia esperaba en medio de la entrada, con el mismo vestido
que se casó su Abuela. El Novio y el Padrino, se pusieron los uniformes del
Colegio, que todavía les iban.
Cuando empezó la
ceremonia, cerraron las puertas. Los milicos tomaban cerveza en el bar de
enfrente. Con la complicidad del Sacerdote, que los tomó de los hombros y les
señaló una puerta secreta. Se fugaron en una camioneta de mudanzas. Se
desconocen sus paraderos.
Vivían en Ibiza,
con el dinero robado por ellos.

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