jueves, 6 de mayo de 2021

MEDIANERAS PARTE II

 

   Hay un vecino que todos los domingos come asado. Los amigos se presentan como equipo de hacer fuego.

   En una parrilla hay carne de chancho, en otras achuras. Cuatro parrillas iguales lastimando el aire con humo desde las doce hasta las quince.

   Salí a tomar el prana de la mañana y todo tenía olor a asado, la ropa lavada, las habitaciones y hasta en el living llegaba el humo. Justo el día que uno abre toda la casa para ventilar. Las rosas tenían olor a asado, los jazmines igual. Cerré ventanas y persianas. Eché perfumina hasta debajo de la cama. Nuestras ensaladas, porque somos vegetarianos, tenían olor a perfumina. Cuando nos fuimos a dormir, sopleteamos nuestras almohadas con mi mejor perfume.

   Fui hasta su casa y le pedí por favor, que los asados los hagan domingo por medio.

   —Sabe que nos faltan las chimeneas, la semana que viene estarán listas.

   Las mañanas y las noches ladraban sus perros.

   —¡Fuera de aquí, o los paso por la fusta!

   Me imaginé los perros fustigados, por eso gritaban tanto, tenían hambre y frío. Una noche me levanté a tirarles comida. Eran niños, no perros. Hice la denuncia por maltrato de menores. “Nos vamos a ocupar”. Los mismos policías que me atendieron, fueron a casa y me mandaron presa. En la Comisaría estaban los niños impecables, corrieron a darme un beso. Mientras sus padres, bien atildados, usaron el dedito acusador.

   Me dejaron salir. Llamé a la puerta de mi casa, escuché la voz insolente de mi marido:

   —Por venir tan tarde, te vas a quedar afuera y no comerás nada.

   Muchas veces quise entrar para buscar la bolsa de dormir. Ante esa respuesta no le dije nada.

   —¡Fuera de aquí o te destrozo con el cinturón!

   Me quedé pensando que ser perro, es mejor que ser hombre.

   Y aquí estoy, vestida con andrajos y caminando en cuatro patas…guau…guau…

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