domingo, 16 de octubre de 2016

LA CONVERSA CONVIERTE


   —Srta. Flora ¿Ud. es misionera?
   —No, soy maestra querido.
   —¿Y entonces porqué dice todo el tiempo “Ay dios mío, ay dios mío”, con la mirada dirigida al cielo con fervor de creyente?
  —Es que ustedes me vuelven loca escribiendo mensajitos con sus celulares. Les mando mis clases grabadas, a ver si en la casa aprenden algo. Lo único que logro es encontrar palabras obscenas en mi Face y encima con faltas de ortografía. Usé todos los métodos didácticos que conozco y nada. Pegan chicles en mi silla, me tiran con el borrador y gritan como animales. Rayaron mi auto con sus navajas, llegaron a escribir “Soy puta y cobro varato”, barato con v corta.
   El alumno Mendieta dijo —Srta. es  ud. ingrata, encima que le damos la idea de una profesión donde cobraría mejor que una docente, se enoja mal.
   —Mendieta ¿Vos creés que no lo pensé? Sólo que me da un poco de asquito y sería un mal ejemplo para uds., que a pesar de todo son nuestra esperanza de un mundo mejor. Es ingenuo pensar que se revierta todo gracias a uds. De cualquier modo voy a renunciar. Estoy harta de trabajar gratis.
   —¡¡No!! Por favor no nos deje solos, piense en los narcos, esperando que usted se vaya, para instalar kioscos de venta dentro del aula. Y nosotros no somos de palo, a pesar de ser del palo.
   —Me van a hacer llorar y no quiero, porque son los hijos que no tuve. Mendieta, armame un porro antes de quebrarme.
   —Ya mismo Srta. Flora, que la paz sea con nosotros.
   —Y con nuestro espíritu, Mendieta. ¿Cuánto tengo que pagarte?
   —Paga dios Srta. ¿puedo darle un abrazo?
                                                       

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