Un tío muy rico,
muy mafioso, que vivía en Alemania, contactó médicos, científicos, filósofos e
ingenieros sensibles. Su sobrino y ahijado quedó en silla de ruedas, después de
un accidente morfológico, era huérfano, sin hermanos. Axel Richman, el padrino
de Marley Christensen, que vivía en Tandil, lo fue a recibir a la base aérea,
cuando bajó del avión, Axel fue tan efusivo que partió la silla de ruedas en
dos mitades. Un camión del Ejército los trasladó al pueblo.
—Gracias por
venir, tío, padrino, hermano de mi madre.
No quiso olvidar
a nadie para no ofender a Axel.
Hicieron el
primer viaje a EEUU y Allí le soldaron la cadera con Magentaready. Salió todo
perfecto, volaron a Suecia, ellos no pudieron hacer nada, para que aprovecharan
el viaje le operaron la nariz y extrajeron todos los puntos negros de la cara.
Se dirigieron a un país secreto, donde vivía un fabricante de sillas de ruedas
vanguardista. Dijo Axel —Decime Hans ¿Podrás diseñarla con ruedas neumáticas, apoyabrazos
de comandos totales?
—Deme dos días y
aportaré lo que sé, del imposible.
Axel quedó
tincado con aquello “del imposible”. Le contó a Marley que en cuatro días
tendría una silla de ruedas, con motor, para tierra y aire.
—¿Voy a poder
volar?
Cuando Marley
Christensen se sentó, el velocímetro decía “A ochenta y capota baja”.
—Rozando el
comando verde se abren los brazos y pliegues de fuertes abanicos para volar.
—No tengo cómo
agradecerte, tío, padrino, hermano de mi madre, Axel.
—Empezá la
marcha, no tenés nada que agradecer, es la herencia de tu madre, me dio por
ocultarle el din…bueno, vamos que te quiero ver.
Marley le dio a
ochenta y capota baja, en los semáforos, abría los brazos y el motor lo
elevaba. Andaba por las calles del pueblo, pero en general, prefería volar. Dormía
y comía en cualquier parte, era siempre bienvenido.
Axel Richman
vive en Ecuador y lo ve casi siempre, en el cielo.
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