miércoles, 9 de noviembre de 2016

QUE LOS MATEN, COÑO!


   El abuelo fue mayordomo, el padre fue mayordomo. El hijo, Petronio, era mayordomo de unos peculadores vitalicios, que recibían visitas durante el día y por las noches también. Petronio les cerraba la puerta en las narices cuando tenía sueño. Nadie decía nada, un chisme así al Señor Mascapito, era un desafío que los podía dejar apartheid.
   El mayordomo, cleptómano como su padre y su abuelo, mientras las visitas charlaban entusiastas, se metía cubiertos en los bolsillos, vajilla en la espalda y fulares atados bajo los pantalones.
   En sus días libres se dedicaba a poner su quinta en orden, la vajilla la usaba para depositar sus macetas preferidas. A las plantas que necesitaban tutores, les hundía un tenedor en la tierra y un fular envolviendo los tallos. El Señor Mascapito, advirtió que faltaba vajilla, medias, corbatas y cuadros. Convocó todo su personal a una charla abierta, Petronio no, el Señor hubiera puesto las manos en el fuego por él. Y lo bien que hacía, Petronio trabajaba para MISTERIO  CHILDREN, los SIDA, OSDER, ARBAJ y ANSTEROBA. Así como era cleptómano, también ejercía la mitomanía y la quiromancia callejera.
   Al Señor Mascapito le daba miedo su mayordomo, por eso lo trataba con deferencia incondicional. Cuando el mayordomo presenció una compra de niños para prostitución pedófica, resolvió denunciarlo. Se prescindió de su testimonio por ser el Presidente de la CIA. 
   Petronio Cuento, él en persona, se encargó del Señor Mascapito, lo fusiló una docena de veces.
   Petronio rompió el mandato familiar de la Mayordomía, por su hábito fusilófilo.
                                                             

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