jueves, 10 de noviembre de 2016

VA FANGULO...!


   Entregaba cuadernillos en las esquinas a los transeúntes que la sorteaban como objeto molesto. Cuánto más piadoso sería tomar los volantes que reparten adolescentes en la calle, ellos no pueden retirarse del lugar hasta no terminar sus piloncitos. No cuesta nada tomar uno, agradecer, si uno es educado, claro. Será por eso que mi cartera parece un basurero nuclear. La mujer me dio el cuadernillo y empezó un discurso con olor a Escuela de Jesús o El Camino de Dios. —No se preocupe, lo leo en casa, me cierran el Banco, gracias.
   Hice dos pasos y la mujer me tomó del codo 
   —Son cinco pesos si quiere llevarse el cuadernillo.
   Le contesté que no y se lo devolví con un disculpe.
   —El Señor le indicará el camino correcto, me doy cuenta que ud es una oveja perdida…
   Le corté el rostro, porque con mi tercer ojo advertí que el Banco cerraba. Y cerró. —Sííí, soy una oveja perdida Y a vos qué carajo te importa…
   Le vi una lagrimita, me odié, descargué en ella un día adverso, donde frente a cualquier pregunta, la respuesta era “Falta un sello, pase mañana”, el más absurdo fue el de “Usted ya pagó, pero tiene que pagar de nuevo, es una disposición de Mongo.” Sucesiones de no esto, no lo otro. Y ahora, la mujer que encima me llora, la abracé y le mentí que por suerte, Dios, Jesús y los Santos Evangelios me estaban transformando en una vaca encontrada. Agregué —De esos cuadernillos tengo a montones.
   Resultó increíble, preguntó mi domicilio para ir a buscar algunos.
    —¿Para qué , si usted tiene los suyos?
   Apoyó sus manos en el corazón —Es que se me están terminando.
                                                                         

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