sábado, 5 de noviembre de 2016

SHH SSHH

                                             
   Mi sueño tiene varios enemigos, canillas que gotean, arranque de heladera, encendido de termotanque, los gatos y sus amores, la certeza que hay ladrones acechando en el tejado. Los tic-tac de los relojes, el de la cocina, el despertador, mi reloj pulsera. Cierro los ojos y escucho las sirenas policiales, las ambulancias, las alarmas de las casas solas, cadenas oxidadas de las hamacas habitadas por adolescentes que se mecen, entre risotadas y pasame la botella. Cuando todo cierra en silencio, comienzan a moverse interminables vagones con piedra. Opto por contar ovejas con forma de vagones.
   Duermo con los dientes apretados, la almohada sobre mi cabeza casi me asfixia. Mi cuerpo se hace bollito. La primera pesadilla es que no tengo un mango. Me despierto, pienso que encima es cierto. La segunda pesadilla es que no tengo laburo. Abro los ojos, porque esto también es cierto. Hago un último intento y sueño que las noticias de los diarios son tan absurdas que dan miedo. Y es cierto. Cuesta, pero me levanto, voy al baño para hacer un pis que no tengo y sigo hasta el escritorio, prendo un pucho, dos, tres, tomo siete tazas de café recalentado, al último le agrego leche, es de día, mi desayuno ha terminado.
   Como no tengo nada mejor que hacer, escribo estas boludeces.
                                                                    

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