—No necesito un
Audi, con la Minicooper estoy bien. La mucama, me gustaría que no se ocupe más
que de los pisos y las alfombras.
Contratar a alguien para que lave, seque, planche y ordene los vestidores
por color, los de cuello redondo, los altos, de mayor a menor. Si le sobra
tiempo, que seguro que sí, lustrar los zapatos y distribuirlos según la
temporada.
—¿Cómo porqué?
Porque la misma que limpia pisos, no se puede mezclar con el tendido de camas y
menos con mi ropa, o la tuya. No cortes, por favor. Una cocinera quiero, de las
que no preguntan y saben.
—¿Cuál decís?
—Pero no! La
eché cuando estaba raspando el tarro de dulce de leche, que es lo que más me
gusta. Otra cosita quería pedirte, un viaje a Europa, de tres meses.
—¿Decís que es
costoso? Eso es un detalle, todo es costoso.
—Tenemos los
pasaportes al día, si ese es otro problemita, ¿Me escuchás?
—Ah, bueno,
tanto mejor, son cuatro nimiedades, la peor de todas es no conocer Europa,
aunque sea para comprar alguna pilcha y de todo, ¿Porqué por cuatro boludeces
que te pido? ¿Lo vas a pensar decís?
—No tenés nada
que pensar, yo pensé por vos e hice por vos. Contraté el personal para la casa
y saqué los pasajes.
—¿Cómo? Sos un
dulce, sabía que ibas a decir que sí.
—Besito, besito.
Accedió a todo,
seguro que se estaba revolcando con la Secretaria debajo del escritorio.
Pensar que yo lo
conocí siendo su Secretaria y jugábamos a lo mismo.
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