—Vos no sos
peronista. -Dije un no rotundo-.
ÉL acercó sus
cejas a las mías —Entonces sos gorila.
Le pregunté cómo
sabía. —El otro día vi a tu viejo cambiando la rueda del auto, agachado, le
salían tantos pelos del culo que parecía una peluca. Un gorila de la primera
hora.
Le mandé unas
cuantas —Mirá, si vamos a vivir juntos, lo mejor es ignorar diferencias
políticas y reparar en qué clase de personas somos.
Mi viejo pagaba
el alquiler del depto., Él debía darme la mitad. Nunca lo hizo, juró que con su
trabajo se pondría al día. Nos recibimos a los dos meses. Ahora, para ser
médico, sólo eran necesarios dos meses. Debíamos aprender el siguiente texto “Si
usted hace vida sedentaria, camine. Trate de no fumar, al menos en sus
caminatas”.
A los profesores
les llevaba energía y fracasos. Los alumnos hablaban con faltas de ortografía,
el significado de sedentario los remitía a la seda y al otario. Interpretaban
que caminar fumando daba vida.
Yo y mi amigo, o
mi amigo y yo, nos recibimos en tiempo y forma. Fuimos felicitados por la mesa
de negociación. Ahora trabajamos en el mismo Restorán, lavar platos y romper
copas. No percibimos un céntimo, porque el restorán quedó sin ninguna copa.
Adujimos que éramos médicos diplomados. —¿Y a mí qué carajo me importa?-Dijo el
Kapo-.
—Hay
arquitectos, abogados, ingenieros en todo, trabajando en lo que sea, para eso
estudiaron.
Mi amigo dijo —¿Ves?
Nos echaron por peronistas.
Y pensé unos segundos
—No. Te equivocaste mal, nos echaron por romper las copas. Aah! Casi me olvido,
pagále a mi viejo lo que me debés, sino me va a empezar a romper las bolas.
El amigo, con
gesto de inteligencia deportada y voz de mercenario, aseguró —Para que la
prosperidad y la paz, esté con nosotros, primero hay que romper las copas,
bolas, autos, casas. Bueno, ahí termina y te digo más, no creo que empiece. 
No hay comentarios:
Publicar un comentario