jueves, 27 de julio de 2017

AGUAFUERTE


   A los lados del Municipio construyeron dos torres, que superaban la altura del Palacio, del más puro estilo escandinavo. Roco vivía en un primer piso, colindante con los mamarrachos tapa-cultura.
   —Todos los días piquetes bajo mis ventanas, les regalan un sándwich de chorizo, por eso van. El olor a cubiertas quemadas me invalida el haber largado el pucho. Jere, trabajo diez horas por día, no tengo tiempo ni para lavar el auto.
   El chico tiene doce años, pero parece de nueve. —Yo se lo lavo, Roco, a mitad de precio y nos sentiremos orgullosos los dos, ¿sabe que abrí su baúl y olvidó bajar unas bolsas de consorcio gruesas, fuertes? Mi papá traslada pescado y putea por las que le venden a él, se rompen en la primera carga.
   —No te preocupes, Jere, llevate el paquete, en una semana te traigo más.
   —Mi viejo no sabe cómo agradecerle, casi llora cuando las vio.
   —Decile a tu viejo que el mejor regalo recibido, sos vos, Jere. Que tiene un hijo regenial.
   —Perdone Roco, eso no se lo digo, es capaz de llorar. Está muy sensible.
   Unos amigos, conchetos, de Roco (con dineros bien habidos) preparan ollas gigantes con alimentos nutricios. Dan almuerzo y cena, a todo el que se encuentre en situación de calle. Pidieron ayuda a Roco para manejar el transporte. Jere se condolió porque a su amigo le llegaban las ojeras hasta el piso —Somos amigos.-Dijo Jere- Yo lo ayudo en el reparto. 
   —¿Pero vos no estás en situación de calle?
   —No Roco, a mí me gusta la calle, hablo con la gente, limpio autos para llevar unos manguitos a casa. Tengo techo, de lata, pero techo. Mi Mamá nos hace sopas, inventa comidas, es mágica la vieja. Ud dirá que soy un maricón, pero cuando  veo gente en situación de calle, como dicen Uds, lloro y me tapo con diario viejo para que nadie se burle. ¿Te puedo tutear Roco?  

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