domingo, 2 de julio de 2017

RECONOCIMIENTOS TARDÍOS


   Le hacía de modelo desnudo, mientras él preparaba pinceles, espátulas y él respiraba trementina, lo miraba —Sacate los calzoncillos también, hoy vamos a un esbozo que implica tu cuerpo completo.
   Cuando concluyó, el modelo quiso verse en la tela —Paul ¿Yo soy el hombre que camina un sendero y se lo ve chiquito, como una sombra? Soy una nada, si no hacías esa pequeña pincelada negra.
   Paul le contó la historia del hombre, era carenciado, llamaba a todas las puertas pidiendo “Una limosna, por favor”. Le llevaba a su mujer lo ganado, ella decía “Con esto no hacemos nada”. El hombre propuso que hicieran yoga y meditación “Eso es revertir nuestra situación de indigentes”. Se pusieron flacos como hilos, abrazaban a sus hijos, temiendo que se enredaran en la tanza de los barriletes.
   Él lo miró, como Paul Cézanne hacía con él. 
   —El hombre pequeño que vos señalás sos vos mismo, vi tus costillas de yogui y a tu fiel mujer. Sos un gran hombre, sólo que de lejos, todos parecemos chiquitos.
   —Tengo un regalo para vos.
   Y le entregó el paisaje del hombre lejano. 
   —Si van a París, pueden sacar un buen dinero.
   Fueron, pero ninguna galería ni particulares, dieron un centavo por la obra.
   Volvieron famélicos y le contaron al pintor. 
   —Les pido una semana, ya van a ver, esos analfapintores.
   Trasladó toda su obra a un curador amigo que ofreció un lugar inmenso. Vendió todo a precios millonarios. Pasó por el hogar de la flia modelo y les dejó la cuarta parte. —Me voy volando porque tengo que visitar a Vincent Van Gogh, sé que es un maestro genio, quiero que me enseñe, dicen que está loco. Mejor, debe enseñar con libertad.
                                     

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