jueves, 13 de julio de 2017

TODO MAL, LOCO


   —Señor, buenas tardes, sus documentos.
   Fue hasta el patrullero y lo llevaron hasta la 14.
   —¿Por qué estoy aquí?
   —Es para una rueda de reconocimiento, Ud guarda parecido con el imputado.
   Lo pusieron en línea frente a un espejo, donde nada podían ver.
   Uno de los testigos, aseguró que era él, los otros dijeron —Sí es él.
   —Sí es él.
   —Sí es él.
   Al calabozo, sin declarar, sin abogado, con frío y hambre. Por tratarse de un homicidio, el Juez lo mandó llamar. —Vea, Tancrada, quiero la verdad y no me mienta, porque me doy cuenta. ¿Ud lo mató?
   —¿A quién por Dios, cuándo dónde, qué quiere que le diga? Ni conozco a la víctima, Sr Juez Mondinga.
   —Eso es perfecto, no lo conoció, no sabe, no lo mató, yo escribo que está sobreseído, a cambio, claro está, de un favor. Pongamos mejor a un intercambio de favores. Sale en libertad, ya, Tancrada, a la salida lo espera un BMW. A las doce, un tipo de traje blanco, sale del banco con un bolso marrón, baje del auto, le arrebata el bolso, salga a mil, la zona está liberada. Me lo trae acá, a mi despacho. Mañana tengo otro trabajito, Tancrada y pasado, otro, tras pasado creo que también. Vaya, vaya tranquilo, piense que está libre aunque deba responder a mis necesidades. No me ponga cara de chico triste, ya le vamos a dar su pedazo.  
                                                                     

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