viernes, 7 de julio de 2017

EN PELO

  
   —Miramos todas las capitales del mundo, ¿lo cierro?
   —Sí lo sé de memoria dejá que yo lo pliego.
   Sus manos tenían puntadas pertinaces, el hermano sintió que de los dedos de ella colgaban pelitos incoloros. Se le pegaron en el brazo.
   —Hasta mañana, Nube Incolora.
   —Hasta mañana, Sapo de Otro Pozo.
   Ella tenía nubes de pelo que no le permitieron pasar el cepillo de dientes. Durmió bien cuando pudo, si el pelo le crecía en todo su cuerpo, dolía. Durmió igual hasta que le faltó aire, el pelo se enroscaba alrededor de su cuello. Entró el hermano para desayunar, lo único que su Padre, autoritario, les “permitía” hacer juntos.
   Dejó la bandeja sobre la alfombra —Ya está, Nube Incolora, salí del edredón, sino te saco yo con tironcitos de pelo.
   Cuando se acercó sólo asomaban pelos y más pelos, demasiados. Al fondo estaba ella ovillada entre aquel desatino. Le asomaba el dedo meñique y una rodilla. El hermano la tomó en brazos y con las manos le vació la boca para que pudiera hablar —No le cuentes a nadie, menos a Padre, llamá a la Escuela y decí que pusieron una bomba, no tengo más faltas. No soportaría que nadie me viera así. Cerrá con llave y guardala. El hermano la miró al irse. Vomitó por una ventana. Pero fue de la cabeza, no del estómago.
   Su Padre, soberano, preguntó —¿Dónde está tu hermana?, Decile que venga con uniforme puesto. Yo me voy, no la espero más. –No esperó respuesta, no le interesaban las respuestas a lo que él dijera-.
   Se armó de todo el amor que tenía por su hermana y abrió la puerta. —Querés que te traiga algo?
   Ella no contestó. El pelo había invadido puertas, paredes y se apreciaba su crecimiento por la rapidez cubriendo lugares. Escuchó una voz debajo de la tierra —Tengo tanto peso encima! Ayudame a correr esta desgracia, porque ya me aplastó la barriga y temo por mi cabeza, andá y venís dentro de un rato. Necesito descansar sola.
   Entró a las dos horas, tuvo que empujar con fuerza la puerta que no cedía. Salían de la habitación cataratas de pelo de Nube Incolora.
   Buscó y buscó, no la encontró. Su Padre llegó temprano a retar a su hija —Lo de la bomba, fue idea de ella. La única que tiene ideas, a pesar de ser mujer.
   El hijo contestó —Es preocupante, Padre, ella no está en ningún lado.
   El Padre lo invitó con un whiskycito. —Ya estás en edad, podés.
   —Tu hermana va a aparecer sola y se va a enterar quién es su Padre!
                                                      

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