sábado, 29 de septiembre de 2018

NOHACÉS



   —No la encontramos, mire que buscamos, si es tan Histórica para qué viene?- Dijo el ñoqui sobreviviente-.
   Fui con mi marido que se calienta por cualquier culo, digo cosa.
   —No hay que repararle nada, está entera. –Dice el empleado-.
   —Usted me entendió mal, también vimos que no es Histórica, es Histérica.
   —Eso lo averigua en el Segundo Piso, ANSÉS  está con usted y lo que queda de su esposa.
   Subimos al Segundo y tardan dos horas en atendernos, aparece un ñoqui recién nombrado. 
   —¿De qué se trata?
   —Nos deben tres mil pesos desde hace cinco años, equivale a veinte mil pesos,
   —¿Sabe qué pasa? No tengo ni idea de equivalencias. Van a tener que subir al Quinto Piso. Hay tres oficinas, alguna los atenderá.
   Golpeamos en la Primera y estaban almorzando.
   —Disculpen nuestra ingesta, sabemos que ustedes no tienen ni para comer, ¿qué le va a hacer? Así es la vejez. Pregunten en la oficina de al lado.
   Tardaron, nos atendió una señorita con minifalda trepadora, despeinada y con un push up en la mano. El Jefe se acercó prendiéndose la bragueta y la cara llena de rouge.
   —Sí, ya sabemos a qué viene, a interrumpir nuestro espacio recreativo, falta todavía, en la oficina 3 atenderán sus plegarias.
   Golpeamos y apareció un joven bien entrazado. —¿Sería tan amable de mostrarme los papeles que ya tienen?, Bien, tomen asiento. Les averiguo el resto del trámite y vuelvo.
   No había asientos, esperamos de pie, hora y media.
   Llegó el joven sin sonrisa y disgustado. —Mire, hubo un incendio y se han quemado todos los papeles, inclusive los papeles que ya tenían, mire mi corbata, el fuego no da tregua. En fin ustedes se deben cagar en mi corbata. Escuchen con atención, van a tener que empezar absolutamente todo, desde que le dieron el numerito para comenzar hasta que la eficiencia de Noacés, perdón, de Ansés los espere. Lleven el día a día, el o los trámites a seguir. No le puedo asegurar que el pago sea inmediato, en este momento no hay un peso.
   Fuimos al Despacho del Directorio, se rieron mucho con nuestra historia. —¿Saben lo que pasa?, a todos les sucede igual, aquí el dinero sólo alcanza para pagar nuestros sueldos, cifras altas, que tenemos prohibido repartir entre Uds. De todos modos, empiecen los trámites, recuerden que eso los va entretener, de paso mueven el esqueleto, tanto subir y bajar mantendrán la agilidad que les quede. Un gusto para Uds conocernos. Adiós.
   Parecíamos los muertos vivos, bajamos como veinte pisos. Los ascensores no funcionaban, para ahorrar electricidad.
   Cuando llegamos a las puertas de salida, estaban cerradas, había terminado la jornada laboral. Nos sentamos en dos sillas.
   —Esperamos y mañana nos toca el primer número, los cagamos, vieja.
   Ella se mantenía rígida y seria, le tomé la mano, fría como el mármol. El Certificado de Defunción decía: “Muerte por trámites”.

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