—No la encontramos,
mire que buscamos, si es tan Histórica para qué viene?- Dijo el ñoqui
sobreviviente-.
Fui con mi
marido que se calienta por cualquier culo, digo cosa.
—No hay que
repararle nada, está entera. –Dice el empleado-.
—Usted me
entendió mal, también vimos que no es Histórica, es Histérica.
—Eso lo averigua
en el Segundo Piso, ANSÉS está con usted
y lo que queda de su esposa.
Subimos al
Segundo y tardan dos horas en atendernos, aparece un ñoqui recién nombrado.
—¿De
qué se trata?
—Nos deben tres
mil pesos desde hace cinco años, equivale a veinte mil pesos,
—¿Sabe qué pasa?
No tengo ni idea de equivalencias. Van a tener que subir al Quinto Piso. Hay
tres oficinas, alguna los atenderá.
Golpeamos en la
Primera y estaban almorzando.
—Disculpen
nuestra ingesta, sabemos que ustedes no tienen ni para comer, ¿qué le va a
hacer? Así es la vejez. Pregunten en la oficina de al lado.
Tardaron, nos
atendió una señorita con minifalda trepadora, despeinada y con un push up en la
mano. El Jefe se acercó prendiéndose la bragueta y la cara llena de rouge.
—Sí, ya sabemos
a qué viene, a interrumpir nuestro espacio recreativo, falta todavía, en la
oficina 3 atenderán sus plegarias.
Golpeamos y
apareció un joven bien entrazado. —¿Sería tan amable de mostrarme los papeles
que ya tienen?, Bien, tomen asiento. Les averiguo el resto del trámite y vuelvo.
No había
asientos, esperamos de pie, hora y media.
Llegó el joven
sin sonrisa y disgustado. —Mire, hubo un incendio y se han quemado todos los
papeles, inclusive los papeles que ya tenían, mire mi corbata, el fuego no da
tregua. En fin ustedes se deben cagar en mi corbata. Escuchen con atención, van
a tener que empezar absolutamente todo, desde que le dieron el numerito para
comenzar hasta que la eficiencia de Noacés, perdón, de Ansés los espere. Lleven
el día a día, el o los trámites a seguir. No le puedo asegurar que el pago sea
inmediato, en este momento no hay un peso.
Fuimos al
Despacho del Directorio, se rieron mucho con nuestra historia. —¿Saben lo que
pasa?, a todos les sucede igual, aquí el dinero sólo alcanza para pagar
nuestros sueldos, cifras altas, que tenemos prohibido repartir entre Uds. De
todos modos, empiecen los trámites, recuerden que eso los va entretener, de
paso mueven el esqueleto, tanto subir y bajar mantendrán la agilidad que les
quede. Un gusto para Uds conocernos. Adiós.
Parecíamos los
muertos vivos, bajamos como veinte pisos. Los ascensores no funcionaban, para
ahorrar electricidad.
Cuando llegamos
a las puertas de salida, estaban cerradas, había terminado la jornada laboral.
Nos sentamos en dos sillas.
—Esperamos y
mañana nos toca el primer número, los cagamos, vieja.
Ella se mantenía
rígida y seria, le tomé la mano, fría como el mármol. El Certificado de
Defunción decía: “Muerte por trámites”.

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