martes, 11 de septiembre de 2018

¿Y QUÉ ?


   —Pretendía que todas las cosas fueran como Ud quería.
   No hablé por un rato, como dice mi nieto: “…no sé por qué todos los espacios son hablados, los silencios vienen bien…” Lo dijo con cara de “aprendan lo que pienso”. Fue  gracioso el tramposo. Con el celular bajo la mesa, twiteaba.
   Me hizo sentir mal lo de “todas las cosas tenían que ser como yo quería”. Y no es verdad, tuve una infancia de mierda, una adolescencia que daba miedo, una juventud mitad bien vivida y la otra mitad mierda. Nunca nadie fue como yo quería, una porquería que abrevé para seguir la ruta bachera. Hubo algo que siempre pretendí, levantarme a cualquier hora, la buena pilcha, que no suene el teléfono o el celu, cuando duermo siesta, que no exista la gente pretenciosa y engrupida, que no me roben los libros.
   —Algo de mi lista, que es más gruesa ¿se me dio?
   No sé cómo miró, porque yo estaba de espaldas. No, nada de nada. Tuve mis logros, nadie me quiere, no sé si copiaron a Mamita querida, pero perfeccionaron su estilo ¡y cómo! Hay mucho idiota que desprecia que me deje las canas, que no me rellene con botulismo las arrugas, me olvide de sacarme los bigotes y esté gorda chancha. Lo bueno que tiene este estado de las cosas, es que el pensamiento ajeno ha dejado de importarme  y nuestros Gobernadores que nos dejaron en bolas, el Bizco, la Estúpida y ahora el Príncipe Idiota. Que se metan la puta guita que afanaron en el orto, cualquier cosa, empujen con los cuadernitos.

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