viernes, 28 de septiembre de 2018

TRAMPAS



   —Vos tenés que cobrar ya, hablaste con el Abogado, te dijo que el Banco es enorme, vos hacete cargo, yo voy a estar como si fuera tu acompañante inválido. -Habrá entendido?-.
   Ese banco es más grande que la catedral, tiene escaleras enfrentadas y algún pintor municipal equivocó las flechas indicadoras. Es difícil encontrar la inmensa bóveda de las cajas de seguridad.
   —Tú comprendés, donde vos deberás tener tus neuronas despiertas,  es gente seria y nada piadosa. Tú me escuchás, soy uruguayo, mezclo los tuteos con los voceos, pero eso a vos no debe interesarte. Los lugares de cobro son individuales, en las puertas que deberás adivinarlas hay letras, números y algunas poesías. Se prenden a tu paso.
   Puso cara de imbécil, viene bien esa fisonomía.
   —Yo no tengo que hablar ni preguntar…?
   Es boludo. —¡¡No!! Shsh, como si fueras mudo, en cada recinto ni bien perciban tu sombra te extienden números plastificados desde una ventana de confesionario, tú debes mirar que sean euros y dólares, si son pesos, partí la tarjeta en dos.
   —¿Ellos saben sin que les diga cuánto me tiene que dar?
   Ya estamos adentro, no se nota porque hay zonas donde las paredes se abren, pasamos como si fuera una puerta y luego vuelven a ser pared. Es la misma tecnología del Pentágono, con la diferencia que esta es hexagonal.
   —Y usted me acompaña.
   —Shsh. Te dije que seré tu acompañante inválido, lejano, no me lo confirmaron pero tal vez sea transparente.
   —¿Le puedo preguntar con voz inaudible?
   —Tú cállate, esta gente tiene una habilidad para robar, como René Lavand para jugar al póker. Son ladrones de altísimo ganado.
   —¿Roban?
   —Shsh.¿Te perdiste, sabés ahora para encontrar la salida? Seguí caminando.
   Se escuchó una turbulencia que los dejó sordos. Y aparecieron en el Vapor de la Carrera, rumbo a Montevideo, estaba la Madre en una berlina. —¡Me salvé gracias a éste…a éste. ¿Pero cómo? No hay nadie.
   —Hijo, estás delirando, auriga, fustigue los corceles!! Nos espera el expresidente José Mujica, con porros medicinales.

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