domingo, 30 de septiembre de 2018

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   Coca dijo: —No sé por qué fui con las dos hoy, el día de la inauguración de un supertecnoshopping. 
-Ella es tan frívola, pensó Frula-.
   —¿Por qué querés ser siempre la primera? Los primeros son loser y esto que nos pasa es por eso.
   Me invitan por ser la tercera. Se abalanzan sobre las ofertas, se llevan lo mejor, dejan todo pelado y una empleada renga, me cierra la puerta sólida en la cara, con un cartel que dice grande “Cerrado” y más abajo “Mañana también porque hay Paro General y pasado, porque es el día del Empleado Púbico, traspasado domingo tan poca mercadería quedará que permanecerá Cerrado”
   —¿Vos la viste a Marimba?
   Ésta no se da cuenta que una enana en un tumulto, no existe.
   —Aquí está, guarda, no la vayas a pisar, que grita como si fuera alta.
   De repente se apagaron todas las luces y cerraron todas las puertas. Decidieron dividir semejante contubernio. Cada una por un lado diferente, un sistema de exigencia comercial se prendía con mensajes: “Siga derecho y a la derecha, doble a la derecha.” A Frula le pareció redundante, pero obedeció. A Marimba se le prendió una luz de tercera persona, su mensaje decía: “Llegó al pasillo más angosto, póngase perfil izquierdo, notará que raspa, va a provenir un aceite que la hará deslizar sin peligro de embarazo, hacia la izquierda, no pierda el equilibrio, carecemos de asistencia psiquiátrica. Déjese llevar.”
   Coca, que era la más acelerada, echó a correr, no alcanzó a ver el cartel que decía: “Me guardo las energías de mi apuro y hago los kilómetros que pueda.”
   Me mando a la izquierda, yo soy de izquierda, hay que ser leal a la ideología propia, tomo la mano izquierda, doblando a la izquierda, encontraré el pasillo izquierdo. Allí estarán las dos bobaliconas e investigaremos, alguna puertita para salir, tiene que haber.
   Llegaron las tres juntas, al mismo punto de encuentro del principio.
   No hubo puertita, el Paro General, duró cuarenta y cinco días, permanecieron cuarenta y cinco días peleando. Era la primera persona, contra la tercera. La segunda, como cobarde que era, gritaba:  ¡A vos no! ¡A vos no!         

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