Darío nunca tuvo
noticias de tener Madre, o Padre. Vivía en una Casa de Contención, hasta que
una Señora, sin hijos, decidió adoptarlo. Le contaba cuentos, hacía comidas que
educaron su paladar y a su pedido, le construyó una casita en un árbol. Dos leñadores,
siguieron los diseños del niño. Fue ateniéndose a la ecología, usando maderos
extinguidos por tormentas y restos de talas brutales. Realizaron un ascensor,
con roldanas sustraídas en astilleros abandonados y sogas, conservadas en
recipientes, que impidieron desgaste alguno. No era un árbol menudo, se trataba
de una sequoia, de dimensiones imponentes.
Darío se inspiró
en arquitecturas medievales campesinas. A su Madre le preocupaba cómo el niño,
dedicaba todo su tiempo a la casa. Cuando cumplió diez años, él tenía
conocimientos que asombraban a los que trabajaban junto a él.
Se negó a
concurrir a colegios o profesores particulares.
—Madre, no
llore, yo crezco solo, mis Maestros son, la Naturaleza, el Mundo, el trato con
gente humilde, de corazón. Me voy a recibir de Ser Humano, ése es mi objetivo.
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—¿Sabés que no
me importa un carajo quiénes son tus Padres? Las Casas de Contención no
existen, acá no hay guita para Casas de Contención. Te criaste en la calle.
Ninguna vieja te adoptaría, porque sos negro, fiero y tenés olor a osamenta. No
sé a quién se le puede ocurrir, hacer una casa en la única sequoia que vive en
Canadá y le pasan autos por el medio, flor de puta la sequoia. Darío, me parece
que sos medio putito, como todos los arquitectos, ¿una casa en un árbol?
Mataste árboles, asesino de mierda. Sos mitómano, cabeza. Lo de las roldanas y
la soga, el único astillero que conozco es “El Astillero”, de Onetti, un grande
que vivía en la cama, porque se enfermó. Fumaba chimenea y tomaba whisky, todas
sus sábanas tenían quemaduras. Además a mí, ¿qué coño me importa tu estúpida
casa medieval, campesina? ¿en qué cabeza cabe?, inventaste mal. Darío, sos un
personaje que no existe, como la vieja que te recogió, de eso no me cabe duda,
seguro que te recogió. Esperan a ser viejas bagallos, para trincarse un
pendejo. Decías que te gusta la gente humilde, porque tienen corazón, mitómano
analfasocial, la gente humilde no le gusta a nadie, sobre todo porque son
humildes y el corazón hace rato que se lo pisotearon. ¿De qué Naturaleza
hablás? Si para vos sirve sólo para jugar fulbo y pelar el pasto, o la usás
para cagar y mear si no tenés una
letrina a mano. Te odio, Darío, quise escribir un cuento, lo necesito para esta
noche y esa aparición blandengue de tu persona mentida, me dieron ganas de
escupir tu cara. Sos una bestia que me cortó internet. Por eso ¿sabés lo que
voy a hacer? ¿ves esta birome, boludo?, te la meto hasta el fondo del ojo
derecho, porque el izquierdo es de vidrio. ¿Después sabés lo que voy a fumar?,
un porro más grande que tu pija, no ese paco inmundo que fumás vos, para
ponerte más tarado de lo que sos.

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