domingo, 27 de octubre de 2019

LOS MÁS QUERIDOS



   Irlanda, Rumania, Ucrania, Polonia. No sé quiénes son los que leen mis cuentos. El uno de Rumania o el número que fuera, las noticias que recibo, son de periódicos que en la mayoría no les importa nada. Aman mostrar cómo los humanos se pelean por dinero, poder y miasmas de toda índole.
    Tengo familiares en Irlanda, pero nos desconocemos. A Ucrania la quiero porque allí vive Quintina, que no veo hace unos años. Mi abuelo era Ucraniano y siendo un hombre muy rico, murió en la más absoluta pobreza, pero sé que me tuvo en brazos aquí en mi tierra, que ya no es mía.
   A Polonia viajaron unas parejas amigas, asistieron a un recital que se presentó en el Bosque Torcido de quinientos pinos. Fue tal el asombro y la rareza, que durmieron allí mismo.
   Las torceduras de los árboles, las realizaron los nazis, para construir unos aparatos que iban a usar y nunca hicieron. En esos tiempos, era Pomerania, que pertenecía a Alemania. No pudieron, bueno, algo que no pudieron.
   —Abuelita, ¿por qué dejaste a tu Marido en Ucrania?
   —Pertenecía a un grupo opositor…me da tristeza, te lo cuento otro día.
   Yo nunca pude viajar por mi enfermedad, todos dicen que algún día podré, tienen más esperanzas ellos que yo. Hablé con Quintina después de diez años, tiene un avión privado. Me vienen a buscar en diciembre.
   —Traemos a pasear tu enfermedad. Vivo con un poderoso, que lee tus cuentos, algunos le gustan y otros dicen, que sos una vieja loca.  Insiste, por los estudios que mandaste, él y su equipo, aseguran que te van a curar. Después podremos viajar a Irlanda, tomar cerveza hasta morir y conocer a tus parientes.

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