miércoles, 30 de octubre de 2019

REMEMBER



   Acordate cuando recién aprendí a andar en bicicleta y en un rincón de la vereda, apareció un impedimento muy difícil de sortear. Solté los manubrios y me tapé los ojos, no pude elegir otra alternativa.
   Acordate, vos me llevaste al cirujano de tu familia. Tenía una herida en la frente, que no dejaba de sangrar, me dijo, como buen carnicero, que eso con vendas no era solución. Sin ninguna sonrisa, suturó de lado a lado mi frente. Acordate, mirabas cómo trabajaba y él pidió que te sentaras, tenías curiosidad por mi herida, pero ninguna piedad por mí. El cirujano me dio pastillas para el dolor y la cicatrización.
   Acordate. Volvimos, yo en el asiento de atrás y abrazaba tu cintura, por miedo, vos pedaleando con una habilidad sorprendente. Cuando llegamos a casa, no quisiste contarle a Mamá. Acordate, que el Doctor me puso anestesia local, me bajó la presión y sin tocar el timbre, me llevaste al sillón. En casa no había nadie, era natural.
Acordate que fuiste a la cocina y me pusiste en la cabeza un pañito mojado con agua fría. Eso me alivió, acordate de mi mirada, yo te quería, me di cuenta, vos también y no era de ahora, con el último paño estrujado, llegó mi Vieja y le contamos a dúo. Ella le dio más importancia a lo que ibas a estudiar, que a mí, acordate, le dijiste que Medicina.
   —¿Qué rama te interesa?
   —A mí me gustaría ser cirujano. -Acordate-.
   Cuando Mamita querida entró en la cocina, para hacerte café, vos aprovechaste y me besaste la boca. Saliste corriendo y Mamá preguntó: 
—¿Cómo, se fue sin tomar café?
   Acordate que después: —¿Cómo me vas a decir eso? Estoy embarazada porque los dos quisimos.
   Acordate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario