viernes, 25 de octubre de 2019

PAGAN DOBLETE



   —No sabés lo divina que es, llega temprano, los baña, los lleva a la Escuela, los va a buscar. Te digo, si se me va me muero. Son diabólicos como el Padre, los chicos. El martes los bañaba y le pidieron que se metiera con ellos, encima Mechi no les dice que no a nada. Se metió con el guardapolvo.
   Le pidieron que se saque todo, querían saber cómo era una mujer grande, desnuda. Lo primero que le preguntaron fue por los pelos de la entrepierna, como ella no se depila, les respondió que era un gatito. ¿Sabés lo que le hicieron? Quisieron sacarle el gato, Mechi gritaba, porque la arañaban, se le colgaban de los pelos, uno le dijo al otro:   —No hay caso lo tiene pegado, pero lo podemos acariciar.
   Ella les dio permiso y empezó a gemir: —Sigan, chicos, el gatito está encantado cuando le enrollan la cola.
   Hasta que Mechi empezó a gemir de nuevo.
   —Ché, vamos a dejar el gato, porque me parce que Mechi va a llorar.
   Cuando llegó la Madre, le contó: —Los chicos son tan cariñosos y mimosos, dan gusto. Hoy se portaron como adultos. 
   —Decime, Mechi, hoy hay huelga de micros, mi Marido te llevará a tu casa, queda lejos para que vayas caminando. 
   —¡Vamos, Mechi!, que con la huelga, la ruta está saturada. 
   El Señor la esperaba con la puerta abierta: —Por cómo sos con los niños, te traje un regalito, tomate tu tiempo, es de chocolate.-Y se señalaba la bragueta. Era cierto, un helado, un poco torcido en la punta-. 
   —¿Me lo da, Señor?   
   —Se va a derretir, mejor chupalo de aquí. 
   Ella lo terminó enseguida, al final tenía crema de huevo, fue lo que más le gustó. 
   Llegó a su casa, la esperaba el Marido con medio kilo de helado de chocolate: 
   —Perdoname, Aldo, comí mucho, gracias. 
Se fue a dormir, el Marido la miró y tenía cara de satisfacción y la sonrisa instalada: —Por eso le gusta trabajar en esa casa, se ve que la tratan bien y además le pagan el doble.


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