Mis compañeras
de Escuela, tuvieron su primer menstruación y las enorgullecía ser Señoritas. A
mí me sucedió tarde y me daba aflicción, le contaba a mi Madre.
—Pero Ruth, es
mejor, un privilegio seguir siendo niña y no tener dolor de ovarios.
También me
preocupaba que todas tenían un novio y yo no. Mis delirios los vivía en sueños.
Me venía a
buscar un chico con cara de Príncipe y se hincaba para besarme la mano. El
ruido de la aspiradora me cortaba la ilusión, era hora de ventilar, se abrían
las ventanas, se escuchaban las cucharitas del desayuno y las peleas por el
baño. Llegaba tarde al Colegio, por esperar que se fueran todos.
—¿Vos sentís
atracción por las mujeres?
Yo nací mujer y
me pareció una falta de respeto, la pregunta.
—Primero que me
vino, odio las mujeres, creen que todos los chicos son de su propiedad. Y ya
que te interesa, conocí a Batu, es el chico de al lado, toca la batería y me
enseña…vos lo odiás por el ruido. A mí me ocurre al revés. Vamos al Colegio en
una sola bicicleta, para no gastar combustible, yo lo abrazo de atrás, para más
seguridad.
Cómo se apura
Ruth, para tener un novio, éste es el primero, pero vendrán otros.
—¿Por qué en una
sola bici?
Es entrometida,
Mami. —Para no gastar combustible, el Colegio queda lejos y si se rompe la de
él, tenemos la mía. Gasta pedalear tan lejos. Para tu información, a mitad de
camino, nos detenemos para besarnos. Su lengua me lava los dientes, viste que
me olvido porque el baño está siempre ocupado. Ayer me pidió que nos tiremos en
el pasto, para descansar, si eso era descansar, no sabés cómo disfruté.
—Decime Ruth,
hace cuatro meses que me contaste lo de descansar.
Yo estaba
preocupada, porque no me venía, según él, dijo que seguro estaba embarazada.
—Mami, me hice
el examen que venden en la Farmacia y estoy. Él también está, nos vamos a vivir
juntos.
No sé qué me
pasó, no me acuerdo de nada, le voy a pedir que me cuente, me desmayé y no
entiendo nada de nada. A lo mejor lo imaginé.

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