—Yo no lo puedo
alcanzar, Doctor Racha, soy muy petisita.
—Ahí tenés la
escalera.
Mirá la enana,
le pido tan sólo que me alcance el talón de cheques y no llega.
—No Doctor
Rocha, ni siquiera con escalera, a usted que le agrada tanto mirar la arquitectura
de los otros, mi altura es un metro y medio, si me quiere de Secretaria para
usted, será un gusto tenerme, para mí sería un martirio. Lo mejor para los dos,
es que me pague esta semana. Yo soy Arquitecta, pero usted vio cómo es esto, el
Abogado es Chofer de taxi, el Profesor trabaja de Plomero, el Ingeniero corta
el pasto y la lista sería infinita.
Le voy a pagar,
no sabía que la enana es Arquitecta. Es una alternativa, mi islote en Ibiza, le
dará vuelta la cabeza.
—Aquí tiene su
cheque y una consulta más, ¿cómo era su nombre? Ah, ya me acordé, Corina Ruiz
Levante. Cuando la conocí me pareció muy elegante, a pesar de su altura nada
común. Aprecié la distribución que le dio a los muebles y la supresión de
algunos objetos que encontré guardados en cajones vacíos, le dio aire a la
opresión de mi escritorio. Quiero hacerle una propuesta.
Ahora sale con
algún despropósito sexual, reconozco a mis iguales, el sexo lo desestresa y por
él siente una ambición continua.
—Compré un
Islote en Ibiza, rodeado de mar. Le propongo hacer un viaje, incluida mi Mujer,
que no entiende de estas cosas. Puede llevar sus elementos de trabajo y si a
usted le parece, me agradaría sobremanera, que sea la Arquitecta de ese lugar.
Tendrá a su disposición constructores con experiencia, que ya aceptaron mi
oferta.
Menos mal, tengo
la faja que me impide que se me caiga el culo, en ocasiones como ésta.
—Doctor Racha,
no necesito pensar, cuente usted conmigo. Me gustaría antes del viaje, conocer
a su Mujer, suelen ser entrometidas y eso me quitaría concentración. Ahora que
lo pienso, lo esencial es el proyecto, no es preciso para nada que viaje su Mujer
con nosotros.
Es astuta la
Arquitecta, tiene razón, si mi Mujer es una molestia, que debo soportar todos
los días, bueno sería tomarnos una distancia del tiempo que sea necesario.
—El Islote es
perfecto y aquí, de pie, tengo la inspiración bien despierta, venga Doctor Racha,
haremos una plataforma donde la cocina ocupe ahí parte del techo, en el resto
de la casa, el olor a frito no existirá. Las puertas con arcos de medio punto y
el aventanamiento acorde con el paisaje marino. Unas llevarán hipocampos,
estrellas de mar, delfines, pez mandarín y pez luna. Del vitraux me ocupo yo,
lo aprendí de mi Padre suizo, y gané varios concursos. La cama redonda, con
lucarnas al cielo, a las estrellas y la luna. El calor y la luz de día, puro
black out a la madera perdida.
Cuando mueve los
brazos, parecen alas de colibrí, la transparencia de su saya me cuenta un
cuerpo armonioso. Trajeron la cama, tan leve, que parece de nube.
Para mostrar un
sector, apoya sus pezones en mi cuerpo, recién salida del mar, le toco la
espalda y más abajo también, la empujo a la cama, porque estoy calentito.

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