lunes, 30 de marzo de 2020

AMBULATORIA


   La Señora de al lado fue a visitar a su hermana, por dos noches. Yo ando sonámbula, camino por cualquier lado, cuando quiero abrir la puerta de abajo, me olvidé la llave. Mientras sonambuleo, me pasan estas cosas.
   El Marido de la Señora que se fue, dejó la puerta entornada, me metí en un living, parecía mío. Entré al dormitorio y mi Marido roncaba:
   —¿No tenés ganas de hacer otra cosa conmigo, en vez de roncar?
   Con los ojos cerrados me dijo: —¿No fuiste a lo de tu hermana? ¿No tengo derecho a dormir dos  días solo? ¿Sabés lo que podés hacer? ¡Andate a la concha de tu hermana!
   (Lunfardo callejero y en ocasiones marital.) Preferí no entender, yo no tengo hermana y ese tipo grosero, es de otra tribu.
   Me metí en mi casa y lo desperté a Prudencio, con besitos en todo su gordo cuerpo, por fin sucedió. ¡Todo el tiempo que le lleva! Y después es tan poco sutil, tan explícito el gordo chancho. Hace veinte años que estamos juntos, me dio un feroz ataque de divorcio.
   A la mañana temprano fui a ver al Abogado, se calentó con mis descripciones y se me tiró encima, después de sentir aquel polvo sin placer, el placer fue cambiarle esta violación para acelerar mi divorcio. El boga quiso que le pagara también al Fiscal, que le iba a venir bien y al Juez no porque era puto.

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