jueves, 12 de marzo de 2020

FORGOT


   Laura olvidaba cerrar alguna perilla de la cocina, con una pava que hervía y apagaba mientras el gas inundaba el aire.
   Olvidaba mientras miraba un teleteatro, tejía de memoria un sweter,  no recordaba con qué punto había empezado y seguía con otro cualquiera.
   Planchaba sábanas mientras escuchaba discos de vinilo, le gustaba Vivaldi, le parecía sublime la Primavera, el Otoño le sonaba a hojas secas, el Invierno le recordaba a su Padre cortando leña. Se recostaba en su sillón y el olfato le señalaba que algo se quemaba, la sábana carbonizada.
   Olvidaba con una facilidad que rondaba el peligro. La hija decidió que viviera con ella y los chicos.
   Laura andaba por el departamento, conociendo rincones nuevos. Olvidaba que los retratos fueron pintados por ella misma, le parecían horribles, no decía nada para no ofender a la familia.
   Uno de sus nietos, que era noctámbulo, igual a su Abuela, hizo pis en sus pantuflas. Laura dijo en voz alta: —Pobrecito, el baño queda lejísimo, aunque tiene quince años.
   Su hija la escuchó. —Mamá, no le digas nada, es sonámbulo, mirá que yo deambulo de noche para ver adónde va, una vez durmió en el piso de abajo, sobre el felpudo de entrada, la gente bajaba por la mañana, todos indefectiblemente lo pisaban y ¿podés creer que el tipo seguía durmiendo como el mejor?
   A Laura le dio risa el comportamiento de su nieto. Desayunó con todos, les dijo, mirando al chico sonámbulo: —¿Saben que este estúpido mea y duerme en cualquier lado? Habría que echarlo de esta Escuela.
   Laura olvidaba que los chicos eran sus nietos y que donde estaban, no era la Escuela.

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