—Yo laburo y
hago extras, le pido a Caio que tienda su cama y Fausto que haga la suya.
Cuando llego muerta, caminando para ahorrar el colectivo, entro a la pieza y
parecen las camas tendidas, sabés que ponen los acolchados bien prolijos, encima
de las sábanas hechas un bollo. Tengo hambre, pero deshago las camas y las
vuelvo a hacer. A veces los miro y me pregunto ¿por qué los habré tenido?
—¿Y te creés que
sos la única? Cuando regreso está Rober lo más choto, mirando tele, un partido,
encima me dice: “Callate, la comida está en la heladera”. Pidió un catering de
pizza con huevos fritos. Le apagué el partido: “¿Encontraste trabajo?” y me dice que no. Prende el celu y grita los
goles. Viene el chico de los mandados y me pregunta si se puede quedar a comer
un triangulito y medio huevo frito, le digo que sí, si tiene siete hermanos y
comen pan duro con sal. Grito a los chicos: “¡A comer!” Me dicen que siempre
comen lo mismo y lo peor, sentarse junto al chico de los mandados que tiene las
uñas negras, alguien les enseñó a discriminar, me parece que fue mi Suegra,
vieja bruja que la va de distinguida y a mí siempre me despreció.
Chicha tiene
razón, tenemos vidas calcadas, algo debiéramos cambiar, no podemos ser tan
infelices. Mañana le propongo a Chicha una buena idea que tengo.
—¿Sabés qué
pensé?, empecemos con yoga y boxeo y después nos vamos a recorrer los siete
lagos. San Martín de los Andes, pasar por alto Bariloche y después de comprarnos
dos camperas de piel de oveja, llegamos a la nieve, ¿te parece, Chicha?
Esta Feli está
loca, pero tiene razón.
—Yo saco toda la
guita del Banco que ahorramos con tanto esfuerzo, vos no tenés que poner un
mango.
—Pará un poco,
Feli, que yo llevo la guita del campo que vendió este bueno para nada y la puso
a mi nombre.
—Nada de carpa,
vamos a cabañas y que nos cocinen. Mientras estemos cómodas yo me avengo.
Las dos se
pusieron a pensar en ese paisaje de flores, pájaros, la lejanía de la nieve,
los lagos transparentes y helados, igual se bañarían.
—Hay unas
tierras Mapuches, con instalaciones de adobe, nos quedaremos una semana. Seguro
que se aparecen de noche y van rotando sus visitas. Todas las noches un Mapuche
diferente y sentiremos que lo que dejamos no es nada, al lado de eso, que
proviene de la tierra y otros aditamentos. Nos harán tan felices que será
imposible volver.

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