sábado, 28 de marzo de 2020

REPITENCIA


   —Si no se corre le voy a decir al Policía.
   —Aunque sea por el miedo que tengo, déjeme estar a su lado.
   Se acercaron los de la cola de la farmacia y los que esperaban entrar al supermercado.
   Yo no le creo mucho a estas cosas, no sé si es una campaña para separarnos y no poder elegir hacer una manifestación, suspender una conferencia, no ir al cine o visitar al único amigo que tengo en Bs As, contarle cómo me fue en Italia, presentarle a mi Mujer alemana. Vinimos engripados y con fiebre alta, nos deben haber contagiado una mujer y un hombre que tosían todo el tiempo y entraron juntos al baño. Se empezó a mover el avión y eran ellos. Cuando salieron, el vuelo se serenó.
   Lo viajeros también tuvieron miedo, porque la gente de las distintas colas, se juntaban con movimientos desesperados. Los amantes del avión eran los últimos. Una voz mandataria, puso la mano en alto, estilo “Heil”, dijo: —Hasta aquí. Está el micro, vayan subiendo de a uno, apretados de a uno se quedan de pie, no hay asientos, traten de no pisar a los niños.
   El micro tenía las ventanas pintadas, nadie decía, el miedo paraliza, cerraron las puertas, era hermético el transporte. Coladores de viento, dispuestos en el techo, comenzaron a echar gas hasta dejar al pasaje envenenado, todos dejaron de respirar.  

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