viernes, 20 de marzo de 2020

HUMANO VIRUS


   —No, Señora, no puede pasar con él.
   Yo sentí que la gorda estaba gozosa de mandar en algo.
   —Es mi Marido, tenemos alcohol gel de pies a cabeza, no usamos barbijo porque es una burrada y siempre hemos caminado a un metro de distancia, o dos. Yo no le hablo, él tampoco, ¿existe la microgota de flügge entre nosotros?
   Me dio tanta bronca la gorda, que pasé igual. En el Supermercado, otra cola e íbamos pasando de a uno, a mí no me dejaron porque así era la prevención.
   En la Dietética pasó igual, nosotros somos respetuosos pero no idiotas.
   El día anterior fuimos al Banco, con obligación de barbijo. Aquí todos son burros sin solución. Hacer la demostración del alcohol gel en la limpieza de manos. Conservar esa distancia que obliga a meterte en tu casa y no salir más. Cuando llego a la ventanilla, me dicen que la Supervivencia todavía no estaba.
   Mientras el tipo explicaba, como en un viejo programa de Gasalla:  “¡Atrás! ¡Atrás!”
   —Vos, gordo de mierda, tenés ganas que te la metan por atrás, puto.
   Me fui caminando como soldado furioso y una vieja me dice: —No sabe qué contenta estoy, que le haya dicho gordo de mierda y puto al Gerente. Encima mi hija me contó que es puto. Usted no se haga problema, igual a la Supervivencia, nos van a considerar personas fuera de servicio. Yo pienso venir la próxima vez y me voy a cagar encima, total, los viejos tienen incontinencia. Si quiere, venimos juntas y les cagamos todo el Banco, acá tengo una pastillita, tómela por la noche, nos encontramos y van a tener que limpiar todo el piso de mierda. ¡Alá, Alá!
   Las personas no andan bien, juntaron mierda del piso y la arrojaban a la cara de los Cajeros.
   Había un hombre de campo, con un hacha en la mano, subió al despacho del Gerente y lo degolló. Rodó la cabeza por la escalera, en dulce montón los perjudicados le hicieron piquete de ojos al rufián.    

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