domingo, 29 de marzo de 2020

NADIE ES DE GOMA


   —Roberto, te aviso, el Super es de 15hs a 16hs, la Dietética la consideran artículos suntuarios, pero podés comprar de 15hs a 16hs dos productos. ¡Encontré la Farmacia!, que te venden hoy guantes quirúrgicos y alcohol gel en píldoras. Abren de 15hs a 16hs. Pasé por el cajero y como eran casi las 16hs, empezó a sonar una sirena, tan alta, que se rajaron algunos frentes, era toque de queda, yo me fui enseguida, sin sacar nada. La sirena, dicen que el que no llega a las 16hs, será sancionado con 800 Euros y si no, va a parar a unos Campos de Concentración, copiados de planos del Führer.
   —¿Y vos qué hiciste? ¿Por qué no les gritaste como lo hacés conmigo?, o los hubieras puteado, como hago yo con vos. Sobre todo que vos tenés tu amante y lo vas a ver de 15hs a 16hs. No podés hacer eso, porque él no podrá mover ni el pito, además se tiene que quedar en su casa. Vos no debés olvidar que te vas a quedar con nosotros, hasta los noventa, capaz tendrás ochenta y nueve y aparece algo que nos salve a todos. A los hombres, las mujeres los convertirán en perritos y mandarán a la gente de toda la City, inclusive la Villa 31.
   Una cosa se descuelga de otra anterior, el cuento rescindió el contrato y el Escritor se queda mirando la pizza que tiene adelante. La mujer la pidió con urgencia, morían de hambre, tenía algunas cosillas para guardar en el freezer, carozos de aceituna, cáscara de queso.
   Nosotros la ponemos en el microonda y hay comida en nuestros platos. El ascensor se quedó y ella sola, con el Mandadero, esperando ayuda. El Mandadero dijo: —Nosotros le ayudamos y le cobramos de menos.
   El ascensor tuvo un giro extraño, quedó atascado entre cuatro paredes, se dobló y les dejó espacio para estar solos, abrazados comieron pizza. Cuando sus panzas se hincharon, cada cuerpo se pegó al otro. Ella levantó la pierna, él estaba con tantas ganas.
   Sucedió tantas veces, que terminaron por odiarse. La cámara de Seguridad, captó todo, hasta cuando el ascensor se estrelló abajo y murieron con las manos como garras.

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