—Mami, estoy
cansado de estar adentro.
Seguro que me
dice: “Ayudame a pelar las papas”.
Prefería ir a la
Escuela, aunque la odiaba. Antes veía a mi novia de tercer grado, mucho más
grande que yo, los chicos me envidiaban, me dicen que estamos en cuarentena,
por si nos contagiamos, cada uno en su casa. Yo no les digo a ellos, que uno se
mude y el otro que se vaya a lo del Tío, que ya la tuvo pero se curó.
No me
obedecerían, el amante de Mami vive al lado. Papi la tiene abajo. Parece que el
nivel de libido no existe, no sé qué quiere decir, ¿alivio querrá decir? Esto
sí lo leí en el diario: “La frecuencia sexual ha disminuido en su totalidad”,
soy ignorante, como dice Papi y no me explica qué quiere decir, seguiré siendo
un ignorante.
Mami dejó de ir
al lado y Papi dejó de ver a su amante, porque está varada en España.
Se ponen curitas
de las grandes, en la boca, para no pelear y ser un mal ejemplo para mí. Les dije
que no gasten curitas, que se peleen, a mí me hacen reír, por lo menos es más
divertido que el teleteatro que mira Mamá.
Pasaron doce
años y la cuarentena seguía, Ma y Pa tenían sus sesiones de terapia por What’s
Up. Mamá se encerraba en el baño y la sesión duraba 40 minutos. Papá se
encerraba en la cocina y hablaba por celular con la novia. He llegado a pensar
que cojían por celular.
Los adultos
andaban catatónicos. Me conecté con mi novia y los dos entendimos lo que era
libido y practicamos frecuencia sexual, indimenticabile y personalmente.

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