viernes, 3 de abril de 2020

COROLARIO


   —Mami, estoy cansado de estar adentro.
   Seguro que me dice: “Ayudame a pelar las papas”.
   Prefería ir a la Escuela, aunque la odiaba. Antes veía a mi novia de tercer grado, mucho más grande que yo, los chicos me envidiaban, me dicen que estamos en cuarentena, por si nos contagiamos, cada uno en su casa. Yo no les digo a ellos, que uno se mude y el otro que se vaya a lo del Tío, que ya la tuvo pero se curó.
   No me obedecerían, el amante de Mami vive al lado. Papi la tiene abajo. Parece que el nivel de libido no existe, no sé qué quiere decir, ¿alivio querrá decir? Esto sí lo leí en el diario: “La frecuencia sexual ha disminuido en su totalidad”, soy ignorante, como dice Papi y no me explica qué quiere decir, seguiré siendo un ignorante.
   Mami dejó de ir al lado y Papi dejó de ver a su amante, porque está varada en España.
   Se ponen curitas de las grandes, en la boca, para no pelear y ser un mal ejemplo para mí. Les dije que no gasten curitas, que se peleen, a mí me hacen reír, por lo menos es más divertido que el teleteatro que mira Mamá.
   Pasaron doce años y la cuarentena seguía, Ma y Pa tenían sus sesiones de terapia por What’s Up. Mamá se encerraba en el baño y la sesión duraba 40 minutos. Papá se encerraba en la cocina y hablaba por celular con la novia. He llegado a pensar que cojían por celular.
   Los adultos andaban catatónicos. Me conecté con mi novia y los dos entendimos lo que era libido y practicamos frecuencia sexual, indimenticabile y personalmente.

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