jueves, 30 de abril de 2020

PARA VENTILAR


   Las puertas estaban abiertas y seis fueron los que entraron y me violaron. Me acordé del Marqués y siguiendo sus instrucciones me relajé y gocé. Todos eran mis alumnos, llamé a la Policía y vinieron enseguida.
   —¿Y Usted cómo respondió?
   —Le arranqué los ojos al más lindo y andan rodando por ahí, mire, mire Sargento, esos ojos los están mandando a que se vayan.
   Era mi mejor Alumno. Me llama a cada rato para que le devuelva aunque sea uno. Y no se lo voy a dar. Ése seguro que vuelve. Fue el único que no me abusó, yo lo espero. ¿Se acordará mi dirección? Paso estos días soñando que me lo hace.
   Por fin vino y no me hizo nada, pidió que le devolviera sus ojos. Quería ver, la ceguera lo estaba matando. Se sentó en el living y hablamos del Nacional, del día que se recibieron, de aquel abrazo que le di y él no se podía separar.
   Yo a éste, le voy a devolver sus ojos, a cambio que deje que lo abuse. Me contestó: —Haga de mi cuerpo lo que quiera, no veo nada, le puedo errar. 
-Me contaron los otros cinco: “No sabés lo que te perdiste, fue una verdadera orgía, esa vieja hace de todo”-.
   El domingo por la tarde vino a buscarme la Policía, pedí un Abogado. —Señora, usted está acusada de abuso de menores, le recomiendo que se declare culpable, fueron ciento cincuenta en total.
   Le respondí que fueron seis, de los otros ciento cuarenta y cuatro, la verdad, no lo recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario