Dios mío, tenés
que ayudar aunque hayas muerto, pero después resucitaste. Miraste, nos miraste
y pensabas que no tenías ganas de trabajar, eso no es nuevo, Decile algo a Thelma,
que no llore todos los días. Después vino Torcuato, te lo pidió de buenas
maneras: “Dios, pedile a los Gobernantes, que paren de gobernar y se atengan a
no salir a la calle. Prohibiles el uso del Classroom. No necesitamos. No nos
abandones, que estamos hechos a tu imagen y semejanza”.
Eguía te mira con
desconfianza, te vio recorrer con los ojos cerrados, Agustina y Salomón caminan
por un túnel que cruza todos los pueblos y oh sorpresa, te encontraron
levitando, mientras bostezabas. Agustina le decía: —Salomón, vos que sos judío,
también pedile que haga algo, a tu Dios todavía lo estás esperando y no va a
llegar, los Aeropuertos están cerrados.
No está en mis
horizontes, tener que rogar. Los hombres fabrican armas, producen guerras,
torturan y todo lo contaminan.
Me quedan cuatro
renglones, escucho el miedo callado, la miga que no se reparte. Pero nos une el
horror. Vos llevaste una corona de espinas, no nos devuelvas con otra Corona,
nadie merece esta realidad.

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