viernes, 10 de abril de 2020

EL ÚNICO LUGAR PARA PAGAR


   No tenía con quién dejarme.
   —Me tenés que acompañar para hacer esas colas tan largas.
   Me puso una máscara blanca, guantes quirúrgicos y me confeccionó un traje con bolsa de residuos. Sentí que era poderoso, llegué a la puerta, me solté de su mano, ella me corrió con desesperación. Yo les ordené: —Mi Má tiene que entrar primera, porque anoche la rozó un aerolito y a lo mejor le dejó una coronita pegada.
   Adentro había más gente tomando distancia, hacían una fila caracolera. Buscaban sus papeles y el dinero. Me pateaban como si yo fuera una bolsa de residuos, nadie se percataba que era un niño inocente. Ni mi Má, tratando que le respetaran su lugar. Los grandes son malos y egoístas, te sacan lo peor que tenés, el odio.
   Usé mi superinteligencia y con mis guantecitos, que no dejaban huellas, comencé a sacar celulares de los bolsillos traseros de los pantalones, era fácil, se deslizaban sin que los dueños se dieran cuenta. Me quedé con ocho, los más lindos de última generación, retrataban, tenían What´s Up y grabador. Para mí y para Má, eran más que suficiente.
   Un señor, me llamó la atención: —Te vi robando celulares en todo el recinto.
   Tenía cara de mala persona. —Y yo lo veo con una corona virus que se le va para adentro.
   El señor salió de inmediato, se arrancaba los pelos, para quitarse la corona. Después me cebé y seguí con otros rubros, le robé la mochila a un niño menor que yo, me dio las gracias, porque pesaba mucho, claro, si estaba cargada con cuatro paltas y media docena de bananitas. Una señora, que en una ventanilla dejó la cartera en el piso, al medio de sus zapatos, se la saqué de una, tenía dólares, cuatro bombones, a esa me la metí en la panza.
   Y dando los trámites por cumplidos, mi Má me buscó. Una señora me señaló: —¿No será aquel niñito panzón?
   Mi Má, le agradeció, quiso llevarme a upa, pero yo pesaba un montón. Tomamos un Uber para llegar a casa. Mientras me sacaba la ropa, no podía creer la cantidad de cosas que había robado.
   Me abrazó fuerte y se emocionó.
   —Cuando crezcas, serás un ladrón de guante blanco.
   Me gustó la idea de Má, es una de las personas con más visión de futuro que cualquiera.

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