lunes, 27 de abril de 2020

EL QUE SE VA REGRESA


   Cecilia, Ceci, Ce. El lenguaje se reduce, su amiga demandante la trataba como si fuera alguien de su propiedad.
   —Ce, ¿me podés alcanzar la…la…la…? Eso que está ahí, no sé dónde pero está.
   Ce tenía que saber y si no lo encontraba, su amiga se enojaba.
   —La bata colorada, tonta, estás sentada sobre ella.
   Se encontraba desnuda, cuando entró al dormitorio, salía el hermano de Ce a medio vestir. Tres años que se odiaban, como Ce lo odiaba o peor. Se acostaban y disfrutaban ante ella y pretendían que los mirara mientras lo hacían.
   —¿Y vos por qué estás aquí?
  —Sos una pervertida, tapate la cara.
   Todo esto lo decía el hermano que la llamaba a participar. Ce no quería, pero sin ropa le habría gustado.
   —Ce, no te hagas la cabeza, vení, te dejo un lugar en el medio, acá está calentito, te enseñamos lo que sepamos, no es nada malo, vamos a revolcarnos.
   A Ce la excitaba y terminaba con ellos. Filmaban todo, estudiaban Cine los dos y se reían de sus orgasmos tan rápidos, cuando para ellos eran los prolegómenos.
   Se fueron juntos. —Por favor, enfermera, déjeme pasar, quiero hablar con el Médico, dígale que soy el caso Ceci.
   Le abrió las puertas de su jaula. —Entrá y descansá un rato, tenemos más trabajos para vos, después de esta inyección, viene tu primo y dos amigos.
   Ceci se dejó, el primo le cedió el primer turno a sus amigos. Era para un experimento, el Médico filmaba y anotaba. De a ratos, le guiñaba un ojo.

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