miércoles, 31 de julio de 2024

EL LUGAR

    Después de su regreso de España, Austria, Hungría, Polonia, Rumania, era divertido escucharlo. Países tranquilos, aunque existan robos, agresiones, saben salir de las situaciones, desde la cabeza, se dejan vivir. Silvia me pellizcó finito: —Tenemos que ir, no quiero seguir regalando lo que gano a este país, que como dijo Eddy, no nos conocen, pero saben lo que estamos sufriendo.

   —Después hablamos, ahora quiero escuchar.

   —Austria es un lugar tranquilo, lo elegiría para vivir.

   Lo decía con voz apagada, los amigos viajábamos con él en sus descripciones. Algunos tenían envidia y a todos les parecía justo el resarcimiento. Eddy fue torturado durante la Dictadura Militar, hay cosas para olvidar y poder permanecer en la vida. A medida que entraba la madrugada dijo que le dio bronca tener que volver, llegó a Buenos Aires y tomó otro vuelo para la Patagonia, donde su mejor amigo, de gracias y desgracias, había decidido vivir.

   —Nos reímos mucho, cuando un tipo de a caballo, le dijo que tenía que tramitar cambio de domicilio “¿Qué cambio si vivo arriba de un médano? Y de aquí no me muevo, vaya y dígale a sus chorros dirigentes que los médanos están rodeados de otros médanos. Mi mujer y yo vivimos en esa casita hecha con todo material reciclado, andamos el día entero en pelotas y si hay sol nos metemos en el mar, no sin antes untarnos con grasa de foca. El único ser viviente que nos visita es un indio que dejaron de muestra y nos trae quesos y verduras, sabe melodías extrañas, que cuentan el paisaje sin nadie. El interior de nuestra casa está forrado con piel de oveja pampeana. No tiene ventanas, sólo un buraco redondo que da al mar.”

   —Sabés, Eddy? Tu viaje me encantó, pero antes que vuelvas al ovillo de Satanás, alias Buenos Aires, quédate unos días, sos un bacán, tenés un traje de neo prene!… Después volvete a Austria, queda en Australia, ¿no?

martes, 30 de julio de 2024

TESTIGOS

    —Los vi con mis propios ojos, están a la vuelta de aquí, por favor hagan algo ya.

   El policía, con cara de sueño llamó a otro que llamó a otro.

   —¡Qué suerte que son tres! —dije con inocencia.

   Casi sin aire les conté que había un camión negro y una doble fila de gente armada mal vestida. Por el medio pasaban jóvenes y los tipos les pegaban patadas en cualquier parte y culatazos para que subieran al vehículo. Había tres más chicos, eran arrastrados de los pelos.

   Ellos ni escuchaban, me pidieron documentos, se comunicaron con alguien, les decían mi número de DNI. Yo les gritaba que no perdieran tiempo, porque se iban a ir. Apareció un gordo panzón con aspecto de jefe. Dijo que me fuera a mi casa, mientras a los otros los tildaba de boludos. Decía que yo tenía doce años y que era una pendeja estúpida. Cuando salí estaban mis amigos en el fitito que manejaba mi novio. Nos temblaban las piernas a todos. En la estación de servicio de 7 y 46 cinco patrulleros rodearon el auto,” ¡Manos atrás de la nuca!” Un flaco tanteó nuestros cuerpos. A mí me preguntaron por qué no llevaba cartera, yo les dije que no me gustaba, para eso estaban los bolsillos del vaquero. Abrieron la puerta de una patrulla y nos trasladaron a la comisaría primera. Los chicos ligaron unos cachetazos, a mí no me hicieron nada. Le pedí al policía más petiso que llamara a mis padres porque me iban a matar. El tipo preguntó:

   —¿Quiénes, nosotros?

   Miré mis zapatos y le dije que no, que de eso se encargarían mis padres.

   Entró mi madre, por la puerta que tenía dos policías a derecha e izquierda, con armas largas cruzadas. Mamá les dijo que sacaran esas porquerías porque me tenía que retirar. Luego entró papá, tarjeteando que era abogado, Director de sumarios en la Legislatura. Llegó el padre de mi novio, con su falcon verde, dijo que era el Doctor S. Los polis respetaron más el falcon verde que su oficio de médico.

   Nuestros dos amigos quedaron allí para averiguación de antecedentes. Ellos eran lúmpenes. Al día siguiente sus padres pusieron un dinero, bastante por cierto y salieron.

   Festejamos en la Plaza Moreno, con una botella de cachaça y todos se reían de mi vieja entrando a la comisaría en camisón, tapado de piel y ruleros. Yo recordé que en casa, mi viejo, cada vez que mami se rayaba, que era todos los días, me guiñaba un ojo y decía ¡Qué General se perdió la Nación!

lunes, 29 de julio de 2024

AGUA

    Un paracaídas turquesa y azul, no tenía tiros ni estacas, casi levitaba, casi. Lo dispuso al espacio perdido y la salida daba al mar.  El horizonte color azul, después turquesa y el último trecho, vasito.

   Se acercó bamboleante y metió los pies en el agua tibia la arena fina. No comió, no fumó, quiso ver paisaje sin intervenciones. Algo más tibio que todo bajó por sus piernas, cataratas temerosas de pis se desplazaron al agua. Se internó en el mar que llamó en silencio y nadó hasta una piedra similar al trono de Zeus, se sentó cómoda, había un agujero bajo su trasero, allí el agua se apuraba, cagó sin esfuerzo con el sol en la frente. Quiso saber, el agua se llevó todo al Océano. No arruinó el factor constante por algo que si no está, no es. Era tan salada el agua que horizontal, de cara al cielo se entregó a los brazos de Morfeo. Con sus manos le acarició una teta, la otra, las dos.

   Ella, sin consciencia abrió las piernas y un cazador que por allí pasaba se le metió dentro, anduvo redondo y ella sonreía, él siguió complaciendo. Despertó hecha Venus, con un gemido profundo como el Olimpo. Sin perder el estado de gracia, llegó a su refugio, el interior del paracaídas azul turquesa.

   La esperaba un marinero, cansado de navegar, que ni bien percibió la deidad, regodeó su piel en ella que le dio la bienvenida. El marinero cantó muy quedo en el oído a la bella. Y partieron a los mares, en un amor para siempre. 

domingo, 28 de julio de 2024

NO RETURNS

    Tiene buena prensa. Hace siglos que no voy al cine. Saco la entrada, pulso un botón, como en un cajero automático. Debo pulsar otro botón para fila y número de butaca, elijo Fila 10 Butaca 12.

   Piso un felpudo de acero, se abren las puertas, no hay Acomodador, en su reemplazo una luz cenital señala fila y butaca. Se apaga la luz, comienza la película, paso por alto el lenguaje contracturado, los actores generan acciones absurdas, algo voy entendiendo, allí no existe ni el amor ni el odio, no hay guerra ni hay paz. Los actores hablan en diferentes direcciones, no se miran entre sí. Es mucho esfuerzo para mi cobertura intelectual. Recuesto la cabeza en la butaca articulada y duermo. Cuando despierto miro la pantalla y dice “Te En”, me perdí el final.

   Me levanto con la dificultad ósea de los años. Buscando la salida, una cinta metálica me traslada. No hay nadie, fui única espectadora. Quise volver a casa, flechas indicaban otra mole parecida a otro cajero automático. En la calle no había personas ni autos. Por intuición pulsé el botón rojo de la mole. Provino una aerosilla, tomo asiento y un plano de la Ciudad, con un puntero automático, dibuja el signo de apertura de pregunta, señalé mi casa, no sentí ningún movimiento, tuvo la velocidad de la luz, el costo estaba implícito en la entrada, junto con fila y butaca. La casa, casi oculta, entre infinitos tubos de metal, que carecían de puertas y ventanas. No se escuchaban pájaros y los árboles no tenían existencia.

   Entré apurada a la cocina, respiré. Por fin algo humano. Olvidé en qué día estaba, miré el almanaque, decía 24 de  Septiembre del 2.099.

sábado, 27 de julio de 2024

AH, SOLEDAD, QUÉ TRABAJO ME DAS!

    Escribí un cuento sobre el Ángelus de Millet, tan triste que a mí que fui autora ideológica, me dio angustia. Había tormenta de vientos importantes y lluvias con ganas de seguir lloviendo. La imaginación es el combustible para empezar un cuento.

   Estaban las dos hermanas enfrentadas, cuando terminaron de ver dos películas consecutivas.

   —Clara, ¿sabías que Papá no tenía para mandarnos a la escuela a las dos? Te eligió a vos porque con una sonrisa sin palabras nos criaste, hacías la comida, armabas barriletes y entre todos nos divertíamos con el teatro de sombras, donde cada uno de nosotros hacía su personaje por las noches. Durante la infancia cuando uno es feliz, es feliz todo el tiempo. Cuando apareció Pietro, el Señor de las veinte parcelas, así le decían, te hizo la corte cortita, para que fueras a vivir con él. Vos sola, Clara, decidiste. Papá fue el primero en enterarse, su mayor dolor fue que dejaras la escuela. Consideraba a Pietro un stronzo. Te dejaba sola unas horas, un día y luego fueron meses.

   —Celia, eso, pertenece a la prehistoria. Cuando murió Papá todos Uds se instalaron en la casa de Pietro, había desaparecido y a nadie se le ocurrió buscarlo ni hacer denuncia, yo la primera. El estúpido me pegaba, arrojaba objetos filosos y los amenazaba a todos Uds.

   Papá inventó una especie de medio silo para moler semillas. Pietro, con dos botellas de Whisky, tomadas al hilo, subió la escalerita con la máquina funcionando. Carne macerada, las semillas molidas tenían un tinte rosado. Vino fenómeno para enriquecer la tierra…

   A Celia le dio un paro cardíaco. Clara prendió el televisor y vio la película que quiso sin consultar con la finada.

   Cuando terminó, arrastró el cuerpo de Celia, abrió la puerta del sótano y la deslizó dentro, junto a los restos de sus otros hermanos. Echó lo último de cal viva que todavía quedaba.

   Cerró la puerta del sótano, cubrió el piso con la alfombra. Se recostó en el sillón y se tapó con un poncho. Antes vio las luces de un auto, tomó los prismáticos, conducía alguien solo. Preparó la escopeta, pensó que el sótano le estaba quedando chico.

viernes, 26 de julio de 2024

TRABA ARTESANAL

   Van los huerfanitos al mismo paso, desde que están solos compran en la esquina de un Almacén sobreviviente. Permiten llevar libreta, donde anotan la deuda. Se quedaron en un tiempo, donde desconocen las tarjetas. Compran 50 gramos de salame Milán y 60 gramos de queso de máquina. Los dos contemplan fascinados cómo la Gorda del Almacén cortaba con ese cuchillo giratorio que va y viene. Una vez fueron a quejarse porque el fiambre tenía gusanitos, el Almacén estaba lleno. La Gorda los acusó de mentirosos, por los clientes.

   Los huerfanitos volvieron a la semana, con la libreta y el dinero correspondiente. Llevaron lo mismo, salame Milán y queso. La máquina estaba tan limpia que parecía nueva y la Gorda los miraba socarrona, mientras la cuchilla iba y venía. Caminaron curiosos y rápido, usaron el papel de estraza, de mantel y se sintieron heroicos, nada tenía gusanos. Venía con un pancito criollo de regalo. Fueron a los tres días, el Viejo pintaba un cartel con letra fileteada, tipo Martiniano Arce, decía: “No se fía”. Los vio por el espejo.

   —Uds se van ya, al que no pagó no se le vende.

   Los huérfanos lo miraron feo:

   —Le pagamos a la Señorita Gorda, que debe ser su hija.

   El Viejo la llamó:

   —Diga la verdá, porque hay testigos y la libreta dice ¿Ud se quedó con el dinero de los chicos?

   La Gorda se tragó el sapo:

   —¿Papá, me está acusando de ladrona?, la libreta es trucha, se lo juro por Dios, que me caiga muerta.

   Ellos miraron al Padre y a la Gorda, se retiraron con un “Buenas Tardes” educado. Al día siguiente volvieron, la Gorda estaba en otro mundo, se había enamorado. Pidieron:

   —Lo de siempre, 50 y 60.

   La Gorda cortaba mirando por la tele al actor que la había enamorado. La manivela iba y venía, la cuchilla, no se sabe cómo, le cortó un dedo de ida y otro de vuelta. Los huerfanitos llamaron al Padre. El Viejo juntó del piso los dedos de la Gorda.

   Subieron en la misma camioneta que después volvieron.

   —Un cliente me lo dijo, si hacés a tiempo los dedos te los pegan en la Sala de Emergencia, no necesitan coserlos.

   Los huérfanos salieron contentos, se reían de la vida y cómo todo lo que iba, volvía. Con el agregado adicional, de dos pancitos criollos. 

jueves, 25 de julio de 2024

NO TE ESCONDAS

    Cuando miraba la costa y más allá del horizonte del mar, después de tanta vida plena de mujeres, hijas de las que fueron como las tres marías, separadas en la misma recta, se desconocían.

   Pero él supo con exactitud cuándo empezaban las caricias y terminaban cachetadas, ellas nunca quisieron continuar las verdades de la guerra y los simulacros de la paz. Desaparecieron fugaces. Los hijos iban y venían compartiendo los ellos y las ellas. Cada nacimiento eran un él y una ella. Los chicos se fueron, con libertad aprendida, a recorrer el mundo y alguna comunicación por whats up, fondo selva, fondo archipiélagos, fondo edificios. Cuando los vio canosos o pelados, hablando con acentos de diferentes idiomas, él se jubiló de Profesor y tuvo un accidente que lo limitó a caminar con muletas. Compró la casita marinera, con ojos de buey por ventanas y puertas ermitañas como él. Veinte años sin salir de su casa. Un carrero le llevaba comestibles y libros que él devoraba como chocolate.

   El miércoles, que suele ser un día de miércoles, salió un sol que doraba todos los contornos. Limpió su ojo de buey preferido, justo frente a la cama y miró asombrado tres hombres, dos con sombreros diferentes y el tercero ilustrado de pies a cabeza, los tres empujaron la puerta, vieron la toalla donde el viejo lloraba todos los días un buen rato.

   Se juntaron los brazos y las cabezas. Salieron los cuatro de la casita con trancos largos, el Viejo se hacía el pendejo  y andaba a la par revoleando las muletas. Uno hizo un agujero en la arena y escondió la toalla de llorar. El Viejo, que todavía leía sin anteojos, le dijo:

   —Muchacho, devolvé lo que enterraste, porque cuando Uds se

vayan, la voy a necesitar.

miércoles, 24 de julio de 2024

CARTA CERRADA

    Sr Fiscal Pasaroto Mandola: Tal y como Ud indicó, intentamos desalojar el edificio de la calle Rosman nro 2530. Todos y cada uno de los pisos, blindaron sus puertas. El Portero incluido.

   Tiene cámaras de seguridad, la comunicación con los habitantes se realiza a través de una micro ojiva ventricular, multipersonal. No hay que oprimir nada, se ubica Ud paralelo a la micro ojiva y será atendido por la multipersonal del piso. Nunca pudimos desentrañar cuántas personas trabajan por piso.

En el primer piso fuimos atendidos por Marga Rocatagliata, joven, soltera a disposición. Tenía prohibido brindar información, con voz de mangrullo dijo ser la encargada de las teleras, para todos los pisos.   Un montaplatos interno trasladaba los pedidos.

   El segundo piso tiene ciento ochenta japoneses trabajando en una sección de veinte metros cuadrados. El producto que fabrican es secreto, pero abastece China, Méjico y Argentina.

   Cuando llegamos al tercer piso, informo que ese lugar funcionaba enviando información a Kugan Trum, Zoofilón, Trifal, Isla Mauricio y países desconocidos. Había un sector del piso con una cámara de tortura indolora, para detectar los traidores a sus respectivos lugares.

   Cuando llegamos al cuarto piso, se escuchó una voz de barítono. Practicaba un Coro de voces femeninas, que pertenecían a hombres sometidos a la ablación de sus órganos sexuales.

   Sr Fiscal Pasaroto Mandola, estamos al borde de la muerte, sálvenos. En el quinto, el Portero es el que resuelve, con una máquina osterizer trituradora Secolax, hacer de nosotros carne picada, y repartir hamburguesas en cada piso, para su ingesta.

   La carne argentina les encanta y si es humana, un plato de alta gurmetería.

   —¿Qué nos dice, Sr Fiscal Pasaroto Mandola?

   — Nada, ésa fue toda su tarea. Habrá aumento para Uds, simbólico, claro está.

martes, 23 de julio de 2024

(SIN TÍTULO)

  Hablamos con susurros,

   con palabras abiertas

   con gritos destemplados.

  

   Nos pusimos de frente,

   con mirada de toros

   los puños cerrados,

   quedamos agotados

   confusos, desarmados.

  

  Cuatro testigos mudos,

  pararon aquella guerra.

  Las cuatro manos juntaron,

  los vestigios, algunas rarezas.

  Hablamos con susurros.

lunes, 22 de julio de 2024

FACTOR AG

   Si en un sillón circular se está arreglando el mundo, siempre hay uno que se tira un pedo, sin querer, se le cayó, lo hizo a propósito, no asume su culpabilidad. Entonces todos dudarán de todos, menos él, que fue un hipócrita, corriendo a abrir las ventanas. Cuando vuelve restriega sus manos.

   —Lindo tomar algo de fresco, además de los jueves, nos podríamos ver acá, otros días.

   Nos miramos con más confianza, de pronto nos trajo el recuerdo que alguno se desgració, con cara de yo no fui, fue él, o aquel, o todos.

   Algún pedo tenemos todos en nuestro haber pasado, en el presente nadie puede contener a nadie, así es de ingrata la vejez, se escapa todo, los recuerdos inclusive.

   —Vos te quedaste con mis Hauser I, II, y III. Hace veinte años, devolvelos, ya es tiempo.

   El tipo permanece impertérrito, es sordo. Me olvidé, a él no le gusta usar el aparato, de coqueto nomás.

   La casa de las reuniones es la del sillón circular. Anoche, el dueño, hizo una carbonada patriótica. Cuando llegamos, nos puso una banderita a todos. Después nos obligó a jugar al gran bonete. Entró un pájaro, nos recorrió y se posó en su hombro.

   —Viene todas las noches, me caga todo, pero como estoy al pedo, no es ninguna molestia. Terminamos la carbonada, se pueden ir, vamos, vamos, vayan.

   Quería que nos fuéramos, se avecinaba un pedo que requería la libertad de la soledad.

   La estridencia se escuchó desde la ruta. 

domingo, 21 de julio de 2024

ENUMERACIÓN

    —Hola, hola dije. ¿No me escuchaste?

   —Estoy tejiendo, lo quisiera terminar antes del invierno, no me interrumpas.

   —¿La comida está lista? Tengo un hambre…

   —Preguntale a tu papá, seguro que algo te dejó en el horno.

   —Estoy tan cansada que me voy a desplomar en el sillón grande. ¡Ay, esto está lleno de gatos! Tienen pulgas y eso que vinieron ayer del veterinario, todos vacunados. Mirá cuanto nos cobró, el muy pel…

   —Cuidado con tu vocabulario, Inés, te escuché desde mi cama. Miré por la ventana y vi el auto de tu novio. ¡Qué horas son estas de llegar!...

   —Justamente como algo y voy a su casa a estudiar, nos llevamos muy bien y si no entiendo algo, que es casi todo, me explica. Ayer estuvimos hasta las seis de la mañana.

   —¿Estudiando?

   —Si vos sabés que no, hicimos otras cosas que pertenecen a mi privacidad.

   Tocaron el timbre, eran las hermanas de papá, se quedaron igual y con todo descaro prendieron la pantalla grande con sonido bien alto, ambas eran sordas.

   Dijo la cuñada:

   —Taza taza, cada uno a su casa.

   Sin levantar la vista de su tejido.

   — Inés, está lloviendo, decile a tu peor es nada que las lleve.

   Bajó del altillo el hermano con su novia, despeinado él y la pintura corrida ella. El padre se levantó de la cama y con cara de perro les dijo.

—¿Qué se creen que esta casa es un burdel? Anda a vivir con tu novia a otra parte, para todos sería un gasto menos…y una alegría más…      

sábado, 20 de julio de 2024

DÉCADA INFAME

    Él dormía compensando el tiempo que todos negaban. Él se acordaba, sí que se acordaba. Manos negras lo arrastraron de los pelos.

   Se lo llevaron, sí se lo llevaron. Su madre gritaba tocando puertas y diciendo a gritos:

     —¡¡Se llevaron a mi hijo!!

   Él escuchaba su madre y le quería contestar.

   —Madre, estoy aquí y estoy vivo! No me llore, eso sí me mata. Cortaron mis dedos, vendieron mi hijo. No sabe lo bestias que son, madre. Tengo compañeros torturados que no cuentan, porque tanto dolor reiterado los mató. Había tanta sangre, nuestras caras desfiguradas hicieron que no nos reconociéramos. Nadie soportó tanto, por eso le pido que me  cuente un cuento…

   Así me gustaría que empezara: “Hijo, haga desaparecer sus pesadillas, yo estoy aquí para protegerlo y detrás suyo están los que tienen oído absoluto, ruegan, siempre ruegan, tienen esperanza. Pobrecitos”.

viernes, 19 de julio de 2024

ÚNICO

   Todos lo miraban con asombro, tenía la primera letra de su nombre quemada como los judíos en los campos de concentración. Las mujeres desviaban los ojos, los niños los señalaban.

   Había una novia que cuando hacían el amor no le besaba la marca.

   Cuando entró en la universidad todos se apartaban, decían que su marca traía mala suerte.  Era un tipo que se leyó todo, sabía más que cualquier profesor. Lo ocultaba porque la envidia promovía odios. Cortó por lo sano, dejó que su barba creciera hasta dejar a la vista, sus ojos solos y la boca recta y fina.

    No lo jodieron más y él no hablaba con nadie. Cuando se casó y tuvo un hijo, tenía la misma marca que él. Le pareció un castigo, lo hizo operar  con un cirujano Rumano prestigioso.

   Chau marca. Con su herencia le regaló un Rolls Roice dorado. El cirujano devolvió el auto, agradecido, porque él ya tenía dos.   

jueves, 18 de julio de 2024

IN NOMINI PATRI

 Le contó mirándolo a los ojos, el padre tenía la misma adicción. No por protección, sí por dinero. Le dio algo de lo comprado para él. Transcurriendo las semanas, que fueron meses, el padre y el hijo compartieron aquel desmán que tuvo tanta popularidad. Un día él pidió y el padre dijo no, no escuchó más, el viejo, además era puto y se enteró todo junto. El viejo en una granja y la visita de él con una papela.

Pudo salir, llegó caminando a su casa, abrió las puertas y miró hacia arriba, de la viga más alta, colgaba. Quiso gritar cuando vio, pero antes una espina invisible le trabó todas las arterias. Cayó a sus pies.

Una señora gorda los tapó con sábanas blancas.

Cuando llegó la policía, los cuerpos del padre y el hijo no estaban. Las sábanas sí. Nadie supo decir.

miércoles, 17 de julio de 2024

SOLOS ES PERFECTO

    A ella le gustaba la naturaleza que la rodeaba.

   Los hijos no venían, Marco propuso fecundación in vitro. Quiara sintió una pecera sin salida.

   No era natural, pero él quería con toda su alma.

   Ella fingía contento por fuera y miedo, mucho.

   La fecundación dio resultados inmediatos, el miedo de Quiara mutó en alegría, escuchar los latidos rápidos, mirar su postura. La panza crecía inusitada. El Médico tenía charlas extensas con su marido. Quiara no podía. Ni quería preguntar. Se concentraba en escuchar músicas tranquilas y caminar por la foresta, con una mano arriba de la panzota y otra abajo. Cantando Nanas y durmiendo como podía. El parto fue programado, justo a ella que le hubiera resultado encantador natural. La Clínica se revolucionó. A la Madre le pareció vivir una pesadilla, seis digamos.

   —Tengo seis hijos, así todos juntos, me dan ganas de matarte, Marco. Puedo amamantar a tres, vinieron unas misioneras santas que se encargan de los otros querubines. Qué nombres?

   —Y entre tanta histeria y zarandaja, elegí vos los nombres, no quiero ser culpable de más nada —respondió Marco, con temor.

   —Cinco varones y una mujer, como decía mi Abuela “Fijate en el almanaque”, no tengo ganas de mirar, soy atea, se llamarán: Marzo, Abril, Mayo, Junio, Julio y Agosto. Después de los seis meses de teta a los chicos, te hago una demanda de divorcio, por abuso de parto. ¿Querías hijos? Ahí los tenés, te los regalo. Haré una sola cláusula, me quedo con Abril, es la única que no llora y alinea sus ojos con los míos cuando la amamanto, los otros gritan, muerden y no dejan dormir a nadie.

   Mi último deseo es que quedes embarazado de ocho y los tengas que parir por el orto, con diez episiotomías.

martes, 16 de julio de 2024

HAY QUE AHORRAR

    Antes de ir a dormir, apagar todas las luces de la casa, heladera inclusive. Desenchufar el teléfono fijo y el tele, porque esas lucecitas rojas gastan. Se puede prescindir de la calefacción a gas con una bata vieja de pirineo, de la Abuela, o un sobretodo andrajoso. Si esto no fuera suficiente, cubrirse con el acolchado de la cama, como el gas estará apagado, no correrá peligro bonzo. Si tiene estufas eléctricas, sáquelas a la calle, alguien se las llevará, no gaste en calor eléctrico.

   El papel higiénico se puede reemplazar con el uso del bidet, en el traslado del inodoro cierre bien los cuartos traseros, para no usar el papel ahorrado. No le apriete el botón, hasta que haya concurrido toda la familia, con un apriete es suficiente. Si no lo fuere, extraiga agua de su pileta y le echa un balde.

   Junte agua de lluvia en fuentones viejos y podrá darles uso, para lavados de cabeza, regar los perejiles si hay seca, o para beber si es prístina de lluvia, sin hojuelas o moscas muertas.

    Fuera los rollos de cocina, el secado de la vajilla se realiza en la mesada. Hay soluciones para fuentes u ollas grandes, reflote los repasadores escondidos en el fondo del placard, los reconocerá por los bordados de su Madre. El agua, recurso no renovable. Entre en la bañera, abra la canilla y mójese, cierre la canilla. Enjabone la esponja y raspe la mugre estacionada en su cuerpo. Abra la canilla y enjuáguese rápidamente, cierre y séquese con una tohalla de mano, para no gastar en su lavado posterior. Dúchese una vez por semana, el sábado es un día ideal.

   Suprima el pan, hincha su abdomen y es caro. Exponga al sol una cacerola con un puñado de perejil, tendrá caldo para el almuerzo y  cena, el estómago se acostumbra a comer frío. Para que vire en sopa sustanciosa, busque en la alacena de seguro encontrará tostadas viejas, rómpalas y las agrega al brebaje.

   Las boletas de gas, luz y teléfono le llegarán, sus valores serán su sueldo entero. Poco a poco, no hay que desesperar, todos debemos contribuir.

Éste es un mensaje de la Presindencia de la Nación, para todos los habitantes que con su contribución, convencerán al FMI (Financiera Melindre Inocua) que nos presten a la brevedad, los dineros para el Bienestar Político, Militar, Académico. El pueblo cuenta con la ayuda de Dios, para ellos es más que suficiente.

                ¡Viva la Patria!, aunque todos Uds perezcan. 

lunes, 15 de julio de 2024

PSI-PAC

    —Mire Sartrita, ya van como veinte sesiones dedicadas a su hijito. De usted, quiero que me hable, qué quiere de la vida, cuáles son sus deseos, qué le gustaría hacer…

   —Ante todo, Dr Embroyo, mi nombre es Sarita, no Sartrita.

   —Por favor, sepa disculpar, se me produjo una mezcla entre su nombre y Sartre.

   —¿Qué tiene que ver Sartre conmigo?

   —No sé, me acuerdo que escribió La náusea y usted, a veces, me da… Bueno mija quiero ayudarla.

   —Yo de la vida quiero que mi hijo me quiera y más ahora que tiene un buen puesto, es asesor de la estúpida, perdón Embroyo, fue un fallido, de la Presidrenta quise decir, deseo que me consiga veinte jubilaciones de privilegio. Me gustaría un viaje por el Egeo, haría lo que fuera por él, si quiere que porte heroína, yo me prendo.

   —Cálmese Sartrita, bueno Sarita. Seguimos en lo mismo, su vida empieza y termina en su hijo.

   —Se equivoca, Embroyo, yo quiero mis jubilaciones y viajar al Egeo, con heroína si es posible. No hablo de mi hijo, hablo de mí.

   —Bien, bueno, bueno, pero no podrá negar que la proveniencia de lo que pide atañe a su hijo.

   —Parí un monstruo, Embroyo, no me llama, si llamo yo hace decir que no está. De todo lo que afana, perdón un lapsus, de todo lo que afanosamente gana, que es un montón, se lo aseguro, no me da nada. ¿Entiende lo que le digo, Embroyo?

   —Mi querida, la entiendo, hay cientos de personas en su situación. Pero debe usted ser algo objetiva, su hijo es un hombre y lamento ser yo el portador de esta conclusión, que debiera haber sacado usted misma. Lo que usted parió Sarita, es un corrupto que merece su desprecio. Si usted tiene valores morales y éticos, no se puede exponer a perderse en pasillos degenerados.

   —Usted está atrasado de noticias, ética, moral, son valores que no cotizan, no existen. Yo quiero guita, no me interesa si es robada, prestada o alquilada, quiero plata. Viajar y vender la droga más cara del mundo. La que paguen más. Y si estoy aquí soportando un psi, que hasta se parece a mi tío sacerdote, me voy y chau.

   —Estamos de acuerdo, váyase. Pero pronto, antes que le vomite encima. Si logra comunicarse con el delincuente de su hijo, dígale que me pague las veintiún sesiones que lo atendí gratis. Dígale que si no lo hace, le voy a mandar un morocho, paciente mío, hábil en estas lides.

domingo, 14 de julio de 2024

ENTRE NUBES

   En el tren que pasaba por Chascomús, viajaba en el vagón restorán, Jorge Newbery, conocido en especial por sus dotes como piloto aeronáutico. Cuando mi Tía abuela, Ema, lo descubrió, le dio un ataque de cholulismo. Tuvo el descaro de extender su relicario, para pedirle un autógrafo.

   —Mi encantadora Señora, ¿no seré demasiado poco, para anotar mi nombre en su relicario?

   Ema, que era atea hasta los huesos, pero iba a misa, rezaba y llevaba siempre ese relicario.

   —Señor Newbery, para mí usted es más que Dios, después de todo a él no lo he visto, a usted lo tengo enfrente. He notado que está solo. ¿Me permite que lo acompañe?

   Ema siempre fue la oveja negra de la familia y como los mantenía, a nadie humillaba su accionar. Ella pidió pechuga de pollo y él sopa de cabello de ángel. Ema le advirtió que tomar sopa en un vagón de tren, era un riesgo para su corbata y un papelón para el mantel. A él lo divertía la audacia de la Tía Abuela Ema.

   Brindaron con un vino de Mendoza, provincia donde él había nacido, bien estacionado. Newbery brindó y tomó con prudencia, Ema le dio hasta el final, pero era buena bebedora, no se le notaba el pedo que tenía, parecía haber almorzado con agua.

   A los postres, Ema, dando por sentado que Jorge aceptaría:

   —Yo lo llamaré Jorge y usted llámeme Ema, para aliviar el protocolo que elonga la charla y por allí no pasa el respeto.

   Lo invitó a Chascomús, donde el tren se detenía.

   —Mire, Jorge, tengo una casa del más puro estilo inglés, con un ala para huéspedes, donde podrá apreciar la laguna, que es tan grande como para no divisar los horizontes.

   Jorge aceptó la invitación.

   —Fui profesor de natación en Alemania, para mí sería un placer nadar en estas aguas. ¿En esta época son azules?

   Ema por vez primera, enmudeció, pero ante semejante invitado, tuvo que hablar con verdad.

   —Lamento comunicarle que la laguna, se ha secado de punta a punta. Hubo una  sequía de tantos meses que se partía la tierra y los pobres pejerreyes, habitantes de este lugar, murieron al quedar sin agua. Para reemplazar le invito a realizar un recorrido con mi Ford T, recién comprado, sería un honor para mí, que usted fuera el conductor, sabrá que conducir un auto es una pavada al lado de un avión. Cruzaremos la laguna seca y seremos los primeros, nadie se ha atrevido hasta ahora.

   Esta mujer no parece argentina, cualquier cosa tonta que emprendía, parecía una gran aventura.

   Jorge se quedó una semana y lo pasó tan bien con Ema, que la invitó a viajar en un globo aerostático, a la brevedad.

   Ema lo acompañó hasta el tren para Buenos Aires. Ella le extendió la mano y Jorge la besó dos milímetros antes de llegar a la piel. Todo un Lord, por cierto, no podía ser menos, de Jorge Newbery se trataba. Ema recibió a su hermana Laura y contó paso a paso la estadía con aquel hombre.

   —Pero te digo, Laura, su invitación a pasear en un globo aerostático, ni en pedo.

sábado, 13 de julio de 2024

NOSOTROS

    Los quebrados económicos, cuando cumplimos años y lo festejamos, solemos recibir llamados telefónicos justificando su ausencia al onomástico por haberse quebrado un hueso del brazo, de la pierna o algún otro invento jaquecoso y lamentero. La dispensa ocurre desde casas de ricos sin fama y con dineros de raras proveniencias.

   Los quebrados económicos somos humanistas en nuestra mayoría y pertenecemos a la ex-cultura del libro y la cinefilia, de pasillos inteligentes y de horizontes por inventar. Nuestros corazones sin precio aprecian el teatro que fue, la música perdida. Valoramos los rescates y los nuevos, con ideas que tengan huevo y toda la carne a la parrilla.

   Los quebrados económicos solemos juntarnos, no sólo para marcar los años o el día “de”, emitimos sonidos de ballenas, que nos comunican sin cables ni celulares, tomamos mate, fumamos, hablamos de temas que competen a la creación humana, a su salvación y si Tánatos nos agarra, con esa facilidad de metiche que tiene, nos cagamos de risa, como Goya en sus pinturas negras.

   Los quebrados económicos tenemos la seguridad que las gentes que deciden formar parte de nosotros lo hacen por la búsqueda de lo genuino, mostrando profundidades o larguezas que transforman los encuentros en fiestas imprevistas y asombros con olor a nuevo.

   Los quebrados económicos somos más de los que parecemos. Hay intersticios que nos guardan para no dejar al mundo solo entre mangas de degenerados que tratan de quebrarnos las ganas. Es una pena para ellos, porque nuestras cosas no se venden, no tienen un lugar, ni una forma. Ocurre en una dimensión a la que ningún microbio comegente podría acceder.

viernes, 12 de julio de 2024

DESCALZA EN LA MEMORIA

    —Ud a qué altura lo quería?

   Pensó…y a la altura de las circunstancias.

   —Muy corto no. Van a decir que fui a la Peluquería antes que sucediera.

   —Se lo dejo bien largo, estilo pendeja.

   Dejé hacer, por no moverme del lugar, hay quienes encuentran aciertos, que uno guarda en cajoncitos. Lo quise un tiempo, enfermó y alivié sus dolores. Luego pidió no verme más. Dibujé mi sombra por si quería hablar con alguien. Nadie me dijo nada. El Director de la Clínica sintió piedad o algo, lo visitaba con frecuencia y le tomaba las manos.

   —Yo soñé que mi padre estaba aquí conmigo, ella también y me pensaba tanto que dibujó su sombra. Le tiraba besos con mis ojos y acariciaba la memoria de su amor desprolijo, de tirana.

   En medio de la noche apareció descalza, con sus cajoncitos, no quise saber el contenido, pero mirarlos me daba la poca vida que me quedaba.

   —¿Eligió a qué altura su corte?

   Ella se miró en ningún espejo y contestó:

   —Afeitame la cabeza.

jueves, 11 de julio de 2024

SOMBRAS

    Leía con candelas. Los Padres no querían gastar luz, a las nueve de la noche, todos a dormir. Le dolían los ojos, se miraba en el espejo y le gustaba su imagen, leyendo un libro grande de bordes dorados, conteniendo imágenes terribles de Goya.

   —Me parece que las polillas del escritorio de mi Abuelo, hacen temblar las candelas y los personajes del Maestro, simulan movimientos tanáticos.

   Cerró el libro de un sólo golpe y el estruendo partió el espejo, ella se miró las manos y no estaban, se puso de pie y no pudo, sus piernas habían partido sin ella, el torso rodó por la escalera, pero mirando hacia abajo, era el libro que rodaba en busca de la cabeza, que hacía instantes lo miraba y tocaba sus hojas. Sin cabeza, su vida careció de existencia. Su novio fue el primero en buscar y dar vuelta el escritorio, quitar los libros de sus estantes y escuchar todos los lamentos juntos de las hojas. Sintió que el piso del escritorio cedía con cada paso de sus pasos. Una fisura no prevista, se desprendió con novio y todo a los cimientos de la casa. El dormitorio de los Padres y otras dependencias, tuvieron el mismo destino. El dormitorio de huéspedes, con visita y todo, las pocetas, la cocina y las literas que guardaban las camas de servicio. El polvo que se desprendió en el hundimiento, dejó un terreno liso, tan pleno de humus que se mezcló el trigo con girasoles y la soja con cuatro vacas.

   La Mucama y la Cocinera se salvaron, estaban de vacaciones. Cuando volvieron, rescataron el trabajo de la siembra y el ordeñe. Olvidaron la existencia de la casa y sus habitantes, un hijito novel, de la Mucama, haciendo un pozo, encontró una candela de siete velitas y una rota.

miércoles, 10 de julio de 2024

EL HUMO NECESARIO

   Ema no quería volver a la soledad, pero ellas en realidad, le ofrecían más soledad. Optó por no visitarlas ni recibirlas. Encontró salir sola de noche. Comía mirando sin ver y se metía en un bar a escuchar jazz de los sesenta, quería dejar, pero eran su compañía.

   Prender uno, tener el humo en la garganta y sacarlo a los rajes o lento, como uno quiera. Es el pucho de uno, Ema no imaginaba alguien tan cercano. Hay tantas cosas del corazón que sólo él expresa. Proyecta y le sale mejor con él. Y es así, el tabaco es una droga. Tanto que a veces no sabés ni para qué estás prendiendo este y con la otra mano apretás el paquete, para ver cuántos te quedan. Había momentos en que Ema tenía un pucho prendido en cada tablero, era su respiración el humo. Si se terminaban y el lugar para comprar era lejos, se quedaba sin aire y hasta que no aparecía un pucho sus pulmones dejaban su función.

   Ema vivió ochenta y seis años y sus últimas palabras fueron:

   —Ché, alcanzame un pucho prendido, rápido.

   Le dio una pitada terminal. Así era Ema, leal a quien nunca la traicionó. 

martes, 9 de julio de 2024

PRONÓSTICO

    Empiezo con llueve y no se me ocurre nada, ¡ah, sí!

   Llueve y se moja el pelo, se pega a la cara y su hartante jogging gris, siempre el mismo. Lo lava de noche y se lo pone de día. Me llamo Generoso y lo casual intervino para ser un tipo generoso. Bajó la ventanilla:

   —Ey! José, creo que ése es tu nombre, subí que te llevo.

   No se hizo esperar, con la última sílaba ya estaba adentro.

   —¿Tiene calefacción este auto?

   Lo miré, para mi hermana que es rara, se ha formado una pareja o una amistad o nada.

   —Sí!, la prendo, tenés frio, estás calado hasta los huesos. ¿Dónde te dejo?

   Llueve y llueve.

   —En mi casa.

   Este Generoso, habla todo el tiempo y los limpiaparabrisas hacen ruido. No tengo ganas de ver a mi familia, seguro que están todos mirando Netflix, es su paraguas de la lluvia.

   —Yo vivo al lado de tu casa, ¿puedo ir?

   Generoso dijo que sí, sería una buena oportunidad para presentarle a su hermana. José conoció a Soledad, jugaba al ajedrez sola y él le propuso una partida. Estuvieron hasta la madrugada y Soledad lo destrozó. Se fue sin saludar, Generoso lo acompañó a la puerta.

   —¿A qué se debió la llegada de este tipo a casa?

   Le dije que era una buena persona, llueve, caminaba empapado, quiso ir a su casa y luego prefirió esta, le comenté que hace tres años fuiste campeona de ajedrez y flasheó.

   —¿Qué te parece Soledad?

   Miró la copa de los árboles, comenzaba el olor de los aromos…

   —A decir verdad, me parece un bagayo, estoy acostumbrado, son las únicas minas que me dan pelota. Disculpá lo de bagayo, igual la salvan las tetas, el culo y que no hable.

   Me pareció una piña su sinceridad, pero mi hermana, a veces, me daba vergüenza, usaba polleras chingadas, remeras rotas y no se peinaba. Carne de diván, pero nadie quiso, ella tampoco.

   José y Soledad se hicieron amigos, como maniáticos del ajedrez iban al club de ajedrez, con frecuencia. Ella cambió su look, comenzó por peinarse, mi vieja le compró ropa cool, bajó de peso. Usaba un apenas de maquillaje, que destacaban el color inefable de sus ojos.

   —Sole, contame. ¿Todo bien con José?

   Ella se probaba zapatos y usaba espejo para mirarse, por vez primera que recuerde.

   —Sí, buen tipo, nos intercambiamos discos de vinilo, juntamos semillas de árboles y estamos haciendo bonsái. De plantas sabe un tocaso.

   Me puse contento, por fin mi hermana tenía un novio.

   —Estás loco, jamás tendría un novio con olor a vegano, a chivo y ese jogging gris es su única ropa, cada uno con su mambo. No inventes, mi secreto es que hay un Profe, que está buenísimo y me mira con ojos de “te espero”. Ya me ves, yo también lo espero. Cuando nos enganchemos te aviso. Y basta. Ché, Generoso, ¿viste la hermana de José, cómo te conchetea? Es alta, rubia, de ojos celestes, medio estúpida como todas las rubias, pero un polvito no te vendría nada mal.

lunes, 8 de julio de 2024

PREPÁRENSE

   Frecuentaba nuestra casa para charlar con Mamá, se perdía en sus cuentos largos con un final feliz. A mí siempre me parecieron tontos, muy diferente a mi Abuela, que me tenía suspendida y cuando mis ojos se cerraban, ella me largaba en un bosque transparente donde los malos nunca habitaron. Excelente narradora, mi Abuela. Mi Madre, cuando contaba, trataba de seducir.

   Cecilio Cantoro, amigo de la familia, no iba a ningún colegio, no soportaba estudiar. Cuando se puso liero, los padres le permitieron que hiciera lo que quisiera. Él venía a casa, yo atendía el timbre con alegría, él miraba por sobre mi cabeza, a ver si estaba Mamá. Ella lo llamaba, quebrando la muñeca, haciéndose la pendeja y diciendo:

   —Pasá, querido, pasá, ya sabía que eras vos.

   Un día dejé la puerta entreabierta y un balde con agua helada, arriba del entornado. ¡Bingo!, empujó haciéndose el langa, Mamá no estaba, él no sabía.

   —Uy, qué feo! Cómo quedaste, debió haber sido mi hermanito. Acá tengo un tohallón, dejá que yo te seco de una.

   Y le sequé el pecho, la espalda y cuando llegué a la cabeza, lo puse bien cerca de mi cara, por vez primera miró mis ojos, se notó que le gustaron.

   —Si no es demasiado pedir, me pongo al lado del fogón y si fueras tan amable, secá mis piernas que tiemblan.

   Le traje calzones, medias, remera y pantalón, de mi Viejo.

   —Ahora te dejo solo, ponete esta ropa que es de tu talle y dame lo mojado, lo paso por secador —se sintió como inhibido.

   —Cierro todo y te cambiás, después te traigo un té de floripondio, que entibia hasta el pensamiento.

   Me fui con sus “muchas gracias”, multiplicadas por tres.

   Lo tomamos con tragos cortos y muy de a poco, despegamos del sillón, caminamos por el techo, llegamos al dormitorio y levitamos haciendo mis sueños ciertos. Escuchamos un sonido de llaves, que parecieron campanas.

   —¡Nunca pensé que mi hija fuera capaz de estas cosas! Y vos, Cecilio Cantoro, no regreses a esta casa.

   Me sacó de mi trance, una cama tan cómoda y que por fin se me daba.

   —Ni bien vuelva tu Padre, preparate.

   A su porte de gallina alzada le contesté:

   —Cecilio me contó lo que yo me imaginaba, así que cuando venga Papi, vos también preparate. 

domingo, 7 de julio de 2024

PIRÁMIDE

    Acá le cantamos, ella hacía el movimiento de la boca, pero no sacaba la voz. Nunca lo hizo, nos dábamos cuenta, nadie le decía que sus sonidos estaban, ella debía encontrarlos. Miraba las baldosas coloniales, las ventanas desvestidas, la Abuela las quería sin las intervenciones de separar los caminos del día y de la noche.

   —Vamos, chicas, esas cortinas serán para las galerías que dan al río, cuando haya moscas o el resplandor del sol con viento, parece hacer ondular toda la casa.

   Y bailaba con un camisón blanco, haciendo zarandajas por dentro de sí, con el alma que no recordaba por la sangre y esas cosas del ayer que prefería ignorar.

   La mesa formaba una L, allí comían todas, con sonidos de gallinas. La Abuela miraba con satisfacción cómo construyeron un piso por año, de mayor a menor, como las pirámides Mayas, pero aquí en el campo argentino. La casa de altura parecía decir: “Acá estoy yo”. Ella nunca sonreía, pero movía los labios cuando estaba caliente, frío, rico, feo, no tengo hambre, sí quiero más.

   Era la primera en levantarse de la mesa, iba a tocar el piano, piezas antiguas o nuevas que ella misma componía. Se recuperó rodeada de las chicas y las risas de la Abuela.

   Apareció cuando pasaron cinco años, al finalizar el segundo piso. No había alambrado, pero la tranquera era un símbolo de libertad. Fue paradojal, en ese lugar la arrojaron de un auto, para qué describirlo, si todos sabemos, el color, de quienes, para qué.

   Todas corrieron, la levantaron, estaba viva, tenía los ojos abiertos, la Abuela le sostenía la cabeza. Se quedó con ella mientras las chicas fueron a buscar ropa, agua y unas mantas. Se tropezaban entre ellas con el odio y la alegría.

   Escucharon un grito que nubló el cielo:

   —¡Le cortaron la lengua!...

   La Abuela la hamacaba y como un mantra, repetía y repetía:  

—¡Milicos hijos de puta! 

sábado, 6 de julio de 2024

UNA CASA DE REGALO

    Cuatro años ahorrando para pagar los viajes a Grecia, una amiga fallecida sin ningún pariente les dejó una casa vieja y fuerte que miraba hacia Creta. Los deseos de la señora los dejó por escrito. Las únicas herederas del lugar eran Iris, Sole, Cris y Renata.

   Fue un dolor muy grande para las cuatro amigas. Los pasajes les llegaron de regalo ida sola. En un llamado telefónico la señora pedía que la visitaran.

   Pero en aquel momento ninguna disponía de dinero para semejante viaje, fue una espantosa coincidencia, mientras ellas estaban en el avión, murió la señora.

   Les escribió una carta donde les pedía: “…¡Salgan de ese país! El nuevo presidente, Milady o Milei, no sé cómo se escribe, hay gente sin trabajo, hubo siempre pero ahora la desocupación es una multitud.”

   El tipo tiene los pelos parados, ojos impíos y lo escuché y no lo pude creer: “Al que no le guste , que se vaya a la mierda.” Está loco el tipo, más loco que el bizco y la perra. Además tienen que comprender que una dictadura tras otra y luego otra más, no es vida…

   ─Tiene razón lo que dice la carta, si nosotras mismas cuando hacemos la compras del día, y vamos a pagar, yo digo “en cualquier momento nos vamos a la mierda”. Qué carajo nos están haciendo. Mierda, como dijo la cucaracha. No sé si él nos dio la idea, pero fue buena la idea de irse a la mierda y no volver nunca más.

   ─Dijo esta diatriba sanitizante. Renata, la más astuta, inteligente, linda generosa y puta.

   Nosotras la seguimos a Renata, es nuestra líder. Nos bañamos en una playa sin gente. Nadamos como campeonas de natación que somos todas. Almorzamos ostras, caviar, mayonesa, jabón (también se come porque limpia el organismo) Tomamos vinos estacionadísimos, desayunamos con champagne y nos vamos a dormir con porro de excelencia con el tipo que más nos guste. Todos los días uno distinto, para no acostumbrarse.

   No fue Renata sola, todas nos hicimos putas cuando empezamos a cobrar. La señora nos dejó cuatro pensiones mensuales, nunca usamos ese dinero. Nos alcanzaba con el precio de nuestros cuerpos.

   Igual que Milady, que es puto y se hizo millonario. Le pagan muy bien. Dicen…

viernes, 5 de julio de 2024

SI SOY ASÍ, QUE VOY A HACER

     Estúpida como ésta nunca conocí. Fuimos a la playa, la pasé a buscar, estaba desnuda. Mientras caminábamos me contó que se había comprado una malla hoy a la mañana, pero cuando la quiso pagar, no le aceptaron la tarjeta.

   Busqué un médano escondido. Comenzaron a pasar tipos todo el tiempo y la saludaban:

   —¿Cómo va, Rosita?, nos tenemos que ver, así como estás, estás bien.

   Después otro:

   —No me puedo olvidar las cosas que me hiciste ayer, en cuanto termines, llamá.

   ¿No me di cuenta que la mina era un yiro? Y así nos metimos en el mar. Preguntaba:

   —¿No me podés atar los breteles? ¡Uy!, me parece que aquella ola se llevó mi parte de abajo. ¿No me la podrás ir a buscar?

   Nadé con el mar tirando para adentro. Busqué todo lo que pude, comencé a nadar oblicuo, sé que la geometría del espacio es como la del mar. Usé mis conocimientos en busca de aquel pedazo de nada, lo di por desaparecido y volví a la playa.

   Busqué mis bermudas y no los encontré, me los robó aquella mina, junto con mi billetera, la llave del auto, el auto que no estaba estacionado donde lo dejé. Me sentí tan boludo, pero tan, tan, boludo, que al final me convencí. Soy un boludo.

jueves, 4 de julio de 2024

BERTA

    Los tres golpes de la portera, durante años. Por si el despertador no despertaba.

   Maestra de veinte niños, de cuarenta, de cincuenta y tres, alumnos que se multiplicaban y apenas diferenciaba. Le dio el horror de la locura y el beneficio de la licencia por psiquiatría. Berta tuvo como destino el pabellón de intermedios.

   Las sesiones con el psiquiatra la fatigaban. Como siempre eran profesionales diferentes, comenzó a ser personas diferentes, con alteraciones leves. Sabía cómo tranquilizar a un psiquiatra, ponía los ojos sabios y nobles. Hacían sentir al psi. como un enfermo recurrente, injusto y tacaño.

   Berta tenía ausencias que la ponían niña de seis años y hablaba y se movía como de esa edad. Creció y quiso volver a la escuela, convenció a los cinco médicos que le dieron el alta, remisión absoluta.

   Cuando las dos niñas llenaban los tinteros Berta apareció de atrás y las degolló. Llenó el resto con tinta roja sangre y escribió perdón en todas las paredes.