—Hola, hola dije. ¿No me escuchaste?
—Estoy tejiendo, lo quisiera terminar antes
del invierno, no me interrumpas.
—¿La comida está lista? Tengo un hambre…
—Preguntale a tu papá, seguro que algo te
dejó en el horno.
—Estoy tan cansada que me voy a desplomar en
el sillón grande. ¡Ay, esto está lleno de gatos! Tienen pulgas y eso que
vinieron ayer del veterinario, todos vacunados. Mirá cuanto nos cobró, el muy
pel…
—Cuidado con tu vocabulario, Inés, te
escuché desde mi cama. Miré por la ventana y vi el auto de tu novio. ¡Qué horas
son estas de llegar!...
—Justamente como algo y voy a su
casa a estudiar, nos llevamos muy bien y si no entiendo algo, que es casi todo,
me explica. Ayer estuvimos hasta las seis de la mañana.
—¿Estudiando?
—Si vos sabés que no, hicimos
otras cosas que pertenecen a mi privacidad.
Tocaron el timbre, eran las
hermanas de papá, se quedaron igual y con todo descaro prendieron la pantalla
grande con sonido bien alto, ambas eran sordas.
Dijo la cuñada:
—Taza taza, cada uno a su casa.
Sin levantar la vista de su
tejido.
— Inés, está lloviendo, decile a
tu peor es nada que las lleve.
Bajó del altillo el hermano con su
novia, despeinado él y la pintura corrida ella. El padre se levantó de la cama
y con cara de perro les dijo.
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