martes, 15 de enero de 2019

GUARRADA NO



   Al Editor personal le pareció ordinario mi cuento, como si él fuera tan distinguido. No tengo problemas, las ideas me surgen solas, a veces ni estoy. Me refiero a que pienso en otra cosa. Vivo en un Petit Hotel, somos cinco mujeres y un varón, bastante delicado para ser varón. Cuenta chistes verdes de sobremesa, más aburridos que el aburrimiento y todas se ríen.
   Yo les bostezo con mi bocota, para que alcance para todos, me tiro en la chaise longue, cerca de la mesa, es importante fórmula para diferenciar el día de la noche, que es con cama adentro. En una habitación, estilo policromo, francés, con inglés, con italiano, con ruso y con alemán. Representan países que Argentina fue a pedirles dineros prestados, todos se negaron y como gentileza, les mandaron uno que otro mueble. Les pidieron que no volvieran más, porque ellos, bastante tenían con los dólares y euros. Los argentinos volvieron de pesados, a gestiones sin salida. Las mujeres europeas comenzaron a tirarles aceite hirviendo, desde todas las terrazas. Sobre todo los ingleses, que no olvidan cómo (los raja…), perdón Sr Editor, los echaron con quemaduras de quinto grado. Luego robaron las Islas Malvinas y ya que estaban siguieron mandoneando en otras islas y sectores inmensos de continentes, que fueron obligados a concurrir al Instituto Cultural Argentino-británico, donde aprendían ese idioma de diez palabras y adjetivos bisexuales.
   Le pido Sr Editor, que esto no lo publique, asisto a todas las mesas de negociación europea, aunque soy Embajadora, ningún país quiere que yo abra la boca.

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