sábado, 26 de enero de 2019

NOS ESPERAN



   —No quiero ver películas de negros, ni iraquíes, ni iraníes, tampoco de israelíes. Ni de gente pobre, para eso estamos nosotros, ni boludas de Navidad, casamientos, tortas, maricas…
   —Bueno, decime qué querés ver, no que no querés.
   —Los franceses le pegan con algunas, los alemanes antinazis, las que tengan historias de amor, que no estén curtiendo sexo las tres cuartas partes de la peli. Que maten a los ricos malos, un poco de Justicia y que los pobres sean amados y resarcidos.
   —Acá encontré una que vimos, pero no nos acordamos nada, es humanista y tengo los ojos como calesita irritada de buscar. Ahí va, sentate a mi lado y no te duermas. Después quiero hacer comentarios. ¿Te acordaste de traer pochoclos?
   No pueden pagar los impuestos que les llegan. Luz, gas, teléfono, internet sí. Comen una nada y ella está chocha porque parece una modelo, también está chocha por la edad, los viejos se ponen chochos. Él parece un fosforito y se achicó menos que ella, es alto y elegante. Usan ropa vintage, en reuniones de los amigos, que todavía sobreviven. El tema político se suspendió por las peleas, terminaban en riesgo de vida.
   Los amigos elogiaban su elegancia y ellos contaban el próximo recorrido a las Islas Vírgenes. Pura  mentira, volvían a su casa, prendían la pantalla y ¡Vamos “Cuevana” todavía!
   Desconectaban timbre y teléfono, no salían del lugar por si encontraban amigos y tuvieran que inventar, como: “qué Vírgenes eran las Islas…”

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