Apareció como un
fantasma, dijo: —Yo te juré, pero tengo amigos que me obligaron. Veían que iba
a la playa con anteojos enormes y túnicas tapalotodo, así nadaba en el mar,
después de las escolleras. Con anteojos y túnica, me agarró Prefectura y me
llevaron como inmigrante fuera de borda.
“—Señor Capitán
de este barco, si me lleva a tierra, dados mis rasgos medio orientales,
terminaré en un campo. Soy argentina y no preciso el amparo o encierro, de
ningún país de Uds. Tengo la visa en la playa y los documentos que prueban que
yo, soy yo.”
—Lo alegró que
fuera argentina, allá ser argenta, es como no ser nadie. Me llevaron hasta la
playa y vi el canasto con mis amigos corriendo, alcanzando los papeles. Los
tipos aceptaron y pidieron que me fuera de inmediato.
Todo un logro,
alcanzar a Quintina, con su nuevo cuerpo embalsamado, flaca, con pómulos
rellenos, la boca y la nariz igual que antes, por ser lindas y discretas.
—Te queda muy
bien haberme mentido, igual las sotas se te notan.
¿Por qué
Valentina habla con desprecio? —Sí son cuarenta ¿y?, peor vos que te prohibiste
cualquier cambio de afuera, testaruda, igual sos una vieja hermosa, Valentina.
Ésta quiere que
le ponga una piña. —Tenemos la misma edad, basta, no quiero discutir
estupideces.
Las dos vimos el
último sol, metido en el horizonte y más abajo, los amigos de Quinti, en
cuatriciclo, con el canasto y las visas de ambas.
—Yo sé dónde
viven, son traficantes de documentos, tienen excelentes cirujanos, que le operaron la cara a Yabrán. Vive en Mallorca,
como un Conde. Ellos están orgullosos del viejo mafioso, con una novia de
veinte. Lo van a visitar y la mina se los coje a los dos al mismo tiempo.
—Tenés que ir
vos a pedir los documentos, aquí te doy mil euros, decí que vas de mi parte y
que necesito el mío también, me tienen confianza, te lo van a dar. Se van a
tirar el lance, vos dales la guita, cuidate el culo, con eso no tienen piedad.
No te pongas mal, cara de monja, las viejas no les gustan.
Pasó una semana
y volvió hecha unas pascuas, la invitaron a un crucero, le pidieron que no la
llevara, porque era una pesada.
—Todo bien, Vale,
pero, ¿te hicieron los docu?
Ni le interesa saber
si tuve sexo con alguno.
—Acá tenés lo
tuyo, antes que preguntes, no me acosté con ninguno. Vamos a Creta, al Mar Egeo,
quiero conocer todo Knossos y las cariátides. Voy a hacer un artículo con
videos para Internet, me lo pagaron por adelantado. ¡Ja! ¿Y vos qué?
Puso cara de
gitana tramposa. —Mis “qué”, son arbitrarios, por ahí voy a Argentina, a ver a
los viejos. Pero vuelvo enseguida, mucha mierda me intoxica.

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