domingo, 13 de enero de 2019

RÁPIDO Y DESPACIO



   —Yo me pongo adelante y pregunto los precios del sector que abarca mi cuerpo. Uds, chicas, toman las bolsas de papel y meten shampoo, jabón de tocador, crema para párpados night and day. Hidratantes para todo el cuerpo, tapa ojeras, delineador peremne y pestañas postizas importadas. Confúndanse con la gente, está la cámara que las va a seguir como novio celoso, pero hay viejas conchetas, con sombreros de paja, de alas exageradas, se pegan a sus espaldas. De a ratos exclamen “¡Mirá qué barato está esto!”, lleven dos y toman dos cada una. Yo mientras tanto acoso al Dueño, por los aumentos y me acerco tanto, con mis gracias nuevas, que acepta hacerme descuentos. Uds se acercan a la Caja y pagan con el dinero falso que nos dio su Padre. Sus caras deben estar convencidas de haber pagado una nada. Esperen que se junten compradores, con sus bolsas, pagando tarjetas. En el aluvión salgan tranquilas. Yo le voy a dar un beso ambiguo al Dueño gordo, que le haré subir la presión. Nos encontramos en la esquina, hay ofertas de marcas importadas. Como son las Fiestas, permiten llevar hasta tres conjuntos a los probadores.
   —¿Por eso nos pusiste a dieta y ahora somos dos palitos?
   —También les hago masticar chicles.
   —Sé lo que debemos hacer, te leo el pensamiento, lo de los chicles no entendí.
   —Es simple, los mastican y los pegan encima de los ojos que ven y hacen sonar las alarmas. Se ponen los modelos, uno encima del otro, no notarán nada. Son telas que entran por los brazos y se anudan en las rodillas, fueron a Diseño de Indumentaria, podrán salir del brete, cazando al aire una cloche de verano. Les puse una tijera, para  que recorten las alarmas y no suenen cuando salgan del lugar. Igual van a sonar, porque la gente aprovecha las Fiestas, para afanar. No se molestan en elaborar estrategias como su Madre. Las espero en el Café de la esquina. El gordito de la Farmacia, me regaló un vestido blanco para la cena de Navidad, tiene buen gusto el gordo. Será divertido llegar a casa y bajar con paquetes y paquetes, los vecinos van a creer que somos ricos, al vernos tan paquetas. Hijas mías, que Dios nos perdone, en esta época, Él también se pone bueno y perdona.

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