El Señor Frapet, kioskero, el Tendero
Siroco, de Tiendas Del Pueblo y Pablo Elotro, Ferretero Y Maestro Menor de
Obra, todos en la puerta, veían pasar a Martín Frula, cliente de toda la vida,
ya no les compraba nada y saludaba con culpa.
La Señoritas Del Huerto, ahorraban para ir
un día o dos al mar, si eran tres días, se consideraba vacaciones. Éste año fue
desgraciado para las Del Huerto, tuvieron dos días de lluvia y uno de sol
haragán.
Las hijas del Juez “me quedo con el retorno”,
volvían quemaditas y con alguna pilcha nueva.
Los señores Frapet, Siroco y Elotro, se
indignaban y cerraban antes. Mentían con cartelitos anunciando vacaciones por
quince días.
Los Bancos Nación, Provincia y otros,
estaban vacíos. El Provincia y otros, cerraron. El Nación, de siete cajeros
activos, dejaron uno, Heriberto Mosso. Éste se dormía en la Caja soñando una
ola de mar que le llegara.
Las chicas, hijas del Juez “Me quedo por el
retorno”, se ponían endogámicas, se bañaban en bolas, el recurso de la
pelopincho les calmaba el odio y el calor. Tuvieron hasta 40°.
Usando las tarjetas y algo de lo que tenían
enterrado en el jardín, la Familia Patilludo, mandó hacer una pileta de
material, con malaquitas vivas, que hacían olitas. Ahí sí se ponían mallas y
las piruetas acuáticas eran la envidia de los vecinos, que piantaban para
adentro y hacían siesta con aire acondicionado. O ventilador, dependía de la
situación económica de cada uno.
Las hijas del Juez no comían, porque el
calor no daba hambre de día, pero de noche morfaban la heladera completa y
seguían mordisqueando los Expedientes del Padre, como si fuera mortadela
feteada. El Juez les tenía prohibido comer los Expedientes de Culpables
Sobreseídos, eran por los que más retorno recibía.
Había algunos, como los bancarios, que leían
bajo la parra, enriquecían su lenguaje con palabras nuevas, Alberto Viso llegó a
publicar una poesía en el Diario local. Otros llenaban las bañaderas y cuando
el agua se calentaba, abrían las canillas de agua fría. Se balanceaban como si
estuviesen en el mar.
Nadie miraba televisión, porque Norita Tetox
y Sabina Sinbono, estaban en todos los canales. Por una hora sonriendo, se les
pagaba un millón de pesos. El pueblo entero se indignaba porque esas dos,
oriundas del lugar, antes tiraban la chancleta por dos mangos.
A todos les daba calentura, los aumentos con
que los preparaban, para cuando empezaran las clases.
Las Señoritingas de la Escuela 1578, con su
Directora a la cabeza, Señora Deldomingo, las Maestras más ignorantes, exigían manuales,
cuadernos, laptops, lapiceras no, porque los niños desconocían su existencia.
Les ponían películas con subtítulos, pero no pasaban de la primer palabra. Se
ponían tan histéricos, que por lo tanto, les daban películas en castellano, ahí
sí, no volaba un piojo.
Después venían las huelgas, donde
disfrutaban vacaciones suplementarias. Las Maestras aprovechaban, para tomar
sol en el patio cerrado de la Escuela. La Señora Deldomingo, como autoridad
máxima, hacía topless y en ocasiones nudismo, para tostarse entera y hacer
creer a su marido que tenía sexo con una senegalesa.

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