sábado, 19 de enero de 2019

VERANO



   El Señor Frapet, kioskero, el Tendero Siroco, de Tiendas Del Pueblo y Pablo Elotro, Ferretero Y Maestro Menor de Obra, todos en la puerta, veían pasar a Martín Frula, cliente de toda la vida, ya no les compraba nada y saludaba con culpa.
   La Señoritas Del Huerto, ahorraban para ir un día o dos al mar, si eran tres días, se consideraba vacaciones. Éste año fue desgraciado para las Del Huerto, tuvieron dos días de lluvia y uno de sol haragán.
   Las hijas del Juez “me quedo con el retorno”, volvían quemaditas y con alguna pilcha nueva.
   Los señores Frapet, Siroco y Elotro, se indignaban y cerraban antes. Mentían con cartelitos anunciando vacaciones por quince días.
   Los Bancos Nación, Provincia y otros, estaban vacíos. El Provincia y otros, cerraron. El Nación, de siete cajeros activos, dejaron uno, Heriberto Mosso. Éste se dormía en la Caja soñando una ola de mar que le llegara.
   Las chicas, hijas del Juez “Me quedo por el retorno”, se ponían endogámicas, se bañaban en bolas, el recurso de la pelopincho les calmaba el odio y el calor. Tuvieron hasta 40°.
    Usando las tarjetas y algo de lo que tenían enterrado en el jardín, la Familia Patilludo, mandó hacer una pileta de material, con malaquitas vivas, que hacían olitas. Ahí sí se ponían mallas y las piruetas acuáticas eran la envidia de los vecinos, que piantaban para adentro y hacían siesta con aire acondicionado. O ventilador, dependía de la situación económica de cada uno.
   Las hijas del Juez no comían, porque el calor no daba hambre de día, pero de noche morfaban la heladera completa y seguían mordisqueando los Expedientes del Padre, como si fuera mortadela feteada. El Juez les tenía prohibido comer los Expedientes de Culpables Sobreseídos, eran por los que más retorno recibía.
   Había algunos, como los bancarios, que leían bajo la parra, enriquecían su lenguaje con palabras nuevas, Alberto Viso llegó a publicar una poesía en el Diario local. Otros llenaban las bañaderas y cuando el agua se calentaba, abrían las canillas de agua fría. Se balanceaban como si estuviesen en el mar.
   Nadie miraba televisión, porque Norita Tetox y Sabina Sinbono, estaban en todos los canales. Por una hora sonriendo, se les pagaba un millón de pesos. El pueblo entero se indignaba porque esas dos, oriundas del lugar, antes tiraban la chancleta por dos mangos.
   A todos les daba calentura, los aumentos con que los preparaban, para cuando empezaran las clases.
   Las Señoritingas de la Escuela 1578, con su Directora a la cabeza, Señora Deldomingo, las Maestras más ignorantes, exigían manuales, cuadernos, laptops, lapiceras no, porque los niños desconocían su existencia. Les ponían películas con subtítulos, pero no pasaban de la primer palabra. Se ponían tan histéricos, que por lo tanto, les daban películas en castellano, ahí sí, no volaba un piojo.
   Después venían las huelgas, donde disfrutaban vacaciones suplementarias. Las Maestras aprovechaban, para tomar sol en el patio cerrado de la Escuela. La Señora Deldomingo, como autoridad máxima, hacía topless y en ocasiones nudismo, para tostarse entera y hacer creer a su marido que tenía sexo con una senegalesa.  

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