martes, 9 de julio de 2019

ENCANTADA



   En la Fábrica me corté todos los dedos de la mano derecha y soy diestro, es lo peor. Fui a lo de una Masajista recomendada, trabajaba todos los días y yo no faltaba jamás. Algunas veces me atendió en camisón, porque le aparecía muy temprano, a mí me daba comezón, ver su pecho que movía, al ritmo de su trabajo. Yo me puse como loco cuando en seis meses me hizo un pulgar nuevo.
   Y fue por más, con su audacia, siguió con el índice y luego con el mayor. Faltaban el anular y el meñique, esos los hizo de memoria, mientras elogiaba mis pestañas.
   Recibió premios de todas partes, por aquel trabajo que ni la Medicina pudo encontrar. 
   —Bueno, pienso que es hora, yo le regalé una mano, ahora Ud pida la mía.
   Mis dedos temblando y le pedí la mano por cinco veces. Y se vino la sorpresa, a ella le faltaba la mano izquierda completa. Le di un piquito en la boca. —Vos no te preocupes, una mano lava la otra y las dos hacen el amor como sea.  

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