—Hay cientos de
minas sueltas y vos te venís a meter con mi mejor amiga, que como imaginarás,
pasó a ser mi peor enemiga.
El Flaco le tuvo
miedo a la indignación de Pilar. —Seré sincero, te estás sobrevaluando, tu
amiga o enemiga, tiene un físico que la parte, es inteligente, buena, dulce,
tiene un sí fácil, que guarda, para mí sólo. Es más culta que mi Viejo y
sostienen charlas que me aburren, sabés que soy bastante bruto, desespero
quedar solo con ella, pero Papá, desde que enviudó, habla hasta con las
paredes.
—Pilar, yo te
quiero, más que a mi hermana, pero tu cuerpo deja mucho que desear, muchísimo,
no sé si entendiste, no te deseo para nada. Podés hacer el esfuerzo de
engordar, hacer pilates, que tus viejos te regalen tetas y si les alcanza la
guita, hacerte levantar el culo. La nariz, ¿vos te mirás en el espejo? Si hacés
lo que te digo, vas a conseguir el tipo que más te guste. ¿Tá?
Pilar dio media
vuelta y se fue, no quería que el imbécil la viera llorar. Le dio con todo para
engordar, hizo Pilates, caminatas, yoga. Los Padres le compraron tetas y le levantaron
el culo.
Apagaba el celu,
porque la llamaban admiradores declarando su amor, tipos que ni conocía.
Mientras trotaba, encontró al Flaco, triste, mustio y amargado. Su propio Padre
le robó la novia.
Un día, él
dormía en otro sillón, mientras la mina franeleaba con el Padre en la alfombra.
—Me usaron,
Pilar. Yo fui el pretexto, hacía mucho que se tenían ganas, soy un boludo
increíble.
Pilar le palmeó
el hombro y se arrodilló mirando sus ojos.
—Flaco, yo te
dije que era una mina de mierda, ya se te va a pasar, dejalos que prueben sus
traiciones, de eso viven, parece. Hey, Flaco, qué te pasa?
Tenía los ojos
acostados en las tetas de Pilar, ella se puso de pie.
—Vos sos tan distinta,
tan franca, leal, un sentido del humor que dobla la risa, sos inteligente de
verdad.
El Flaco no
paraba de halagarme y no era necesario. Si yo soy de él, desde que éramos
chicos.
Pilar esperó
tanto, que lo aplastó contra un árbol. La suerte no les brindó apoyo, porque el
árbol se derrumbó, sólo dejando un agujero redondo, del tamaño de sus cuerpos,
hicieron el amor circular y hasta las raíces, parecían crecer de nuevo.

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