jueves, 11 de julio de 2019

ROTEMOS



   —Hay cientos de minas sueltas y vos te venís a meter con mi mejor amiga, que como imaginarás, pasó a ser mi peor enemiga.
   El Flaco le tuvo miedo a la indignación de Pilar. —Seré sincero, te estás sobrevaluando, tu amiga o enemiga, tiene un físico que la parte, es inteligente, buena, dulce, tiene un sí fácil, que guarda, para mí sólo. Es más culta que mi Viejo y sostienen charlas que me aburren, sabés que soy bastante bruto, desespero quedar solo con ella, pero Papá, desde que enviudó, habla hasta con las paredes.
   —Pilar, yo te quiero, más que a mi hermana, pero tu cuerpo deja mucho que desear, muchísimo, no sé si entendiste, no te deseo para nada. Podés hacer el esfuerzo de engordar, hacer pilates, que tus viejos te regalen tetas y si les alcanza la guita, hacerte levantar el culo. La nariz, ¿vos te mirás en el espejo? Si hacés lo que te digo, vas a conseguir el tipo que más te guste. ¿Tá?
   Pilar dio media vuelta y se fue, no quería que el imbécil la viera llorar. Le dio con todo para engordar, hizo Pilates, caminatas, yoga. Los Padres le compraron tetas y le levantaron el culo.
   Apagaba el celu, porque la llamaban admiradores declarando su amor, tipos que ni conocía. Mientras trotaba, encontró al Flaco, triste, mustio y amargado. Su propio Padre le robó la novia.
   Un día, él dormía en otro sillón, mientras la mina franeleaba con el Padre en la alfombra.
   —Me usaron, Pilar. Yo fui el pretexto, hacía mucho que se tenían ganas, soy un boludo increíble.
   Pilar le palmeó el hombro y se arrodilló mirando sus ojos.
   —Flaco, yo te dije que era una mina de mierda, ya se te va a pasar, dejalos que prueben sus traiciones, de eso viven, parece. Hey, Flaco, qué te pasa?   
   Tenía los ojos acostados en las tetas de Pilar, ella se puso de pie.
   —Vos sos tan distinta, tan franca, leal, un sentido del humor que dobla la risa, sos inteligente de verdad.
   El Flaco no paraba de halagarme y no era necesario. Si yo soy de él, desde que éramos chicos.
   Pilar esperó tanto, que lo aplastó contra un árbol. La suerte no les brindó apoyo, porque el árbol se derrumbó, sólo dejando un agujero redondo, del tamaño de sus cuerpos, hicieron el amor circular y hasta las raíces, parecían crecer de nuevo.  

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