jueves, 5 de agosto de 2021

CUENTO NUEVO

 

   Esa mañana prefirió quedarse. Fui sola al Cafecito donde me atienden dos chicas que me cuidan y me protegen como a una niña. Así tratan a los que tenemos más de setenta años, las chicas lindas e inteligentes. Muchas veces sucedieron accidentes, tiraba la taza encima a un parroquiano.

   Me fui de la silla para atrás, caí en el piso y me golpeé la cabeza. Las chicas ayudaron a levantarme. Un día cruzaba la calle, me caí largo a largo y venían los autos. Dos chicos que parecían indiferentes corrieron ni bien me vieron y hasta quisieron pedir una ambulancia. Yo les grité:

    ─Ni en pedo.

   No esperaban que una Anciana les respondiera “Ni en pedo”. Fui caminando hacia la plaza y justo en mi banco se posaron tres benteveos y dos zorzales, no les di miedo, porque se quedaron. El sol tibio del invierno se acostaba en mi espalda, preferí esa tibieza antes que la estufa. Seguí caminando y encontré dos caballos de la Policía Montada.

   ─¿Chicos, no me dejarían dar una vueltita?

   ─¡¡No!!, Señora, no podemos.

   Eran unos caballos perfectos, altos, musculosos y con una cola que les llegaba hasta el piso. No me dejaron montar, pero de tocar no dijeron nada, le toqué el hocico y le palmeé la quijada, el caballo corcoveó y el Policía se cayó sobre unas ramas de araucaria. Se murió de inmediato, era alérgico a las araucarias. Se empezó a juntar gente para ver lo que pasaba:

   ─¡Usted tiene la culpa! El animal se asustó cuando la vio, nos va a tener que acompañar a la Comisaría.

   Le contesté que tenía que ir a la carnicería. Logré meterme entre la gente y pasar desapercibida.

   Le conté a mi Marido aquel episodio terrible.

   ─Cambié de idea, vamos a tomar una gaseosa y después damos una vuelta a la plaza.

   Estaban ahí los dos, el muerto tenía la cabeza vendada y montaba su compañero, me señaló con el dedito acusador.

   Los escuché:

   ─Fue esa Vieja decrépita, ¿pero cuánto tiempo va a vivir? Más de tres meses no le doy.

   Mi Marido me miró y siguió caminando:

   ─Qué milicos de mierda, no te conté, quería que fuese una sorpresa, nos vamos a España por tres meses, ya tengo los pasajes.

   El Médico me dijo algo como les escuché a los Policías.

   ─Más de tres meses ellos no creen que vayas a vivir, disfrutemos antes que suceda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario